¿Os acordáis de cuando las firmas creaban tendencia? Las pasarelas siempre han sido el primer eslabón dentro de esta gran cadena conocida como moda. Un primer paso que convencía a celebrities e ilustres personalidades, las únicas que por entonces podían tener el placer de lanzar a la calle las creaciones menos urbanas. Un panorama que nada tiene que compartir con el actual, en el que las influencers o it-girls son las que mandan con sus looks que combinan low-cost y diseño de autor. A este fenómeno hay que sumarle las exigencias del público, el mismo que, en pleno siglo XXI, deja el lado romántico de la industria para el solicitar ‘lo-quiero-ahora-y-ya’ en el momento. Claro que, ante este escenario, único lo que puede que hacer es buscar la renovación, como es el caso de Tom Ford.
La semana pasada el diseñador anunciaba la cancelación de su desfile previsto en la semana de la moda de Nueva York y la vuelta a las pasarelas en septiembre con sus colecciones de mujer y hombre adaptados al ‘ver-ahora-comprar-ahora’ que, por lo visto, tan bien está funcionando entre las altas esferas. Por lo tanto, las colecciones que se mostrarán serán las pertenecientes al otoño-invierno 2016 con el fin de que, nada más terminar el desfile, los clientes puedan hacerse con las prendas. Ahora resulta que ya no tiene sentido eso de mostrar una colección de verano en pleno invierno (sí, ahora…) sino que lo que se lleva es que la ropa esté en tiendas. ¿El objetivo? Como aclara el propio Tom, ‘impulsar las ventas y satisfacer a nuestros clientes’.
Un procedimiento que otras marcas han llegado a plantearse con el fin de ver aumentadas sus cuentas corrientes y disminuidas las de sus seguidores. ¿Crisis en el sector?