Cuando una pasa los cuarenta y se dedica al mundo de la moda lo que intenta sobre todas las cosas es procurar que, antes de hacer que tu nombre forme parte de la historia de las grandes top de la industria, aún pasen unos cuantos años más. Si bien lo que no termina de establecerse como muy claro es el procedimiento para llegar a conseguir o, al menos, intentarlo. Los métodos no siempre tienen que formar parte del ‘fairplay’, aunque también es cierto que cuando las oportunidades son las que se presentan, no podemos referirnos a una invasión…
En una situación parecida se encuentra Heidi Klum, su creatividad y compañerismo. Los tres están siendo el foco de atención del sector en el que la modelo alemana, además de facilitarnos bastante la labor de imaginar su anatomía en los Globos de oro, ha lanzado su primera colección de ropa interior junto a la firma neozelandesa Benson que, casualidades de la vida, había comenzado con este proyecto hacía algo así como dos décadas de la mano de Elle Macpherson, la misma que convirtió el proyecto en un auténtico éxito. ¿La clave por parte de la marca? Conseguir expandir el negocio hacia Estados Unidos y Europa. ¿La clave por parte de la realidad? Unos cuantos años menos. La top australiana fue una de las musas y dueñas absolutas de las pasarelas y revistas de medio planeta en los años 90, pero, como suele ocurrir, las herederas no tardaron en surgir y, ante tal aluvión de belleza, las veteranas no tienen más remedio que asumir el papel de ‘grandes-hitos-y-musas-de-la-historia’.
La mujer más aclamada por sus ‘alas’ y sus disfraces en Halloween ha sabido convertido en la ama y señora de las pasarelas, haciendo de su persona una de las marcas más rentables del sector. La televisión también ha sabido captar sus encantos y, con 41 años, ahora su pasión por el fashion world se plasma en forma de braguitas y sujetadores que nacen con un filón polémico. ¿Un golpe bajo o oportunidad aprovechada? Sea como sea, el despecho siempre se lleva mejor cuando una ha sido ‘el cuerpo’ de los 90…