Además de ser la vampira más famosa de los últimos tiempos Kristen Stewart ha destacado en otros asuntos: forma parte del selecto círculo de musas del mismísimo Karl Lagerfeld y, entre otras cuestiones que en este caso no vienen a interesarnos en absoluto, por su falta de decisión a la hora de establecer exactamente en qué punto se encuentran sus apetencias sexuales.
Retomando el primer apartado, el rostro, poco expresivo a mi parecer, de la actriz ha sido capturado en más de una ocasión por cámaras bajo las órdenes del kaiser para dar color, personalidad, aunque escasa, y, en definitiva, imagen a una firma que su propia creadora convirtió en sinónimo de rebeldía y revolución con un toque extra-femenino y sensual, por supuesto.
Si a Kristen le faltaba algo dentro de la casa de Chanel era diseñar unos zapatos, aunque no es el caso. No sabemos si se trata de falta de especialización por parte de la casa o porque Karl la quiere pero no va a ceder ni sus dominios así como así… La cosa es que, mientras llega el momento de una colaboración entre ambos, Stewart culmina su máxima vinculación con la marca de moda a través de la piel de la propia Gabrielle Chanel. Es decir, se convertirá en la persona elegida para representar a la rebelde diseñadora parisina y su vida detrás de las cámaras.
Una elección que parece haber tenido unos resultados satisfactorios para el káiser, quien, me temo, no tendrá más remedio que pelear y mimar a su querida musa, ya que parece que el mismísimo Woddy Allen también se ha visto influenciado por su aura… Ventajas que tienen los vampiros.