Este invierno pertenece al rosa. De hecho, pertenece a cualquiera de las tonalidades que engloban lo que conocemos como rosa. Lo hemos visto en blusas, en jerséis, en faldas… Un color que ha pasado de ser el eterno odiado por identificar el lado más infantil del género femenino a, según palabras de Marlien Rentmeester, ex editora de West Coast, el color de la audacia, el dramatismo y de la apología. Muy intenso todo. Un potenciador del estado de ánimo que, sin duda alguna, ha dado ese toque cálido a los looks más buscados entre el streetstyle y, por supuesto, en los escaparates de los gigantes del low-cost que han intentado recrear ese lado funky y cool que han hecho posible marcas como Gucci con su trato especial hacia este color.
Pero lo cierto es que, por mucho que nos empeñemos en quitar este matiz sexista al rosa y convertirlo en el color de la temporada, parece que otro nombre ha conquistado al nuevo año, y se llama Greenery. Pantone ha hablado, si señor, y con los números 15-0343 ha convertido al verde en nuestra próximo obsesión durante el 2017. ¿La razón? Una selección simbólica de color que representa aquello que vemos día a día y que ocurre en nuestra cultura global. Otra vez más, un estado de ánimo y actitud.
La empresa asegura que el verde es símbolo de nuevos comienzos y que este toque fresco evoca los primeros días de primavera, con toques frescos que dan el toque potente de fuerza que se espera en las personas tras un momento de respiración profunda, oxigenación y revigorización.
En definitiva: una llamada a la calma y la reflexión y un valor añadido natural hacia aquello que, sin duda alguna, no viene mal en un día a día inundado de prisas y estrés.