“La cosa es darle invisibilidad a aquello que detestamos de nuestro cuerpo. ¿Cómo? Tan sencillo como otorgarle protagonismo a una extremidad”. Es sólo una parte de la conversación que escuchaba el otro día entre amigas y la verdad es que, aunque puede ser un poco radical, el cuerpo se convierte en el arma principal de la moda para crear las tendencias. Por supuesto mucho más allá de lo evidente…
Este inverno además del cuello con los chokers, las piernas son el foco de uno de los complementos más deseados para los próximos meses: las rodillas. Botas infinitas de piel o licra que se adaptan a las piernas para enfundarlas. El conseguir un efecto elegante, sofisticado y sexy depende del sujeto y el acompañamiento, por supuesto. Pero empecemos por el principio… ¿por qué rescatan las firmas este modelo propio del siglo XVII y que, durante cierto tiempo, se vinculó con las prostitutas? Probablemente porque una dosis de realismo les indicó que los fluffy shoes no están hechos para ir al supermercado ni a la oficina, donde no aceptan animales de compañía, y que no hay invención alguna capaz de superar a la bota durante los meses de frío. Un calzado cómodo, clásico y con mil posibilidades que, por otra parte, resulta abrigado. Vamos, una de esas pequeñas grandes invenciones de la moda…
Ahora la caña vuelve a recuperar unos centímetros de más, como ocurrió sobre el 2013, para tapar las rodillas y definir los muslos, sobre todo los pertenecientes a mujeres más bien delgadas y altas (sí, así es la moda y a otras nos toca verla pasar desde la barrera…). El 2016 es de las mujeres que apuestan por el terciopelo, el ante o la piel, con tacones de aguja o planas; de aquellas que eligen vestidos sueltos en versión mini o jerseys oversize acompañados de abrigos de corte masculino o gabardinas. Mujeres que, en definitiva, confían en sí mismas, creen en las tendencias y no tienen ningún miedo en adaptarlas a su día a día, ya sea por debajo o por encima de la rodilla.