Vete y vive en los márgenes del Loira. ¿Qué pasa allí?. Los hombres viven allí bajo la ley natural. Allí no hay dolor. Las sentencias capitales se pronuncian allí bajos los robles y están grabadas en huesos. Allí incluso los rústicos hablan y los particulares emiten juicios. Puedes hacer lo que te plazca. Si fueses rico serías llamado patus, que es como nuestra Grecia habla, Oh, bosques, oh soledades ¿quién dijo que erais libres?. Hay cosas mucho más importantes de las que no digo nada, pero esto será suficiente para continuar.
Yo no soy rico y no me sirve para nada un roble. No quiero esas leyes del bosque.
Desde el año 235, las luchas de los caudillos por el poder acabaron por romper la armonía que hasta entonces había representado la pax romana instaurada por Augusto, comenzando un largo periodo de anarquía. En él se rompió el equilibrio del Imperio entre el expansionismo y la resistencia a las invasiones, entre los gastos y los recursos, entre la producción y el consumo, entre el campo y la ciudad, entre el poder del Senado y las tendencias monárquicas de los emperadores. Si bien todos estos síntomas explican la caída final del Imperio, escasa importancia se le otorga a otro síntoma, las amplias revueltas de esclavos, colonos, granjeros y desertores que tuvieron lugar durante los últimos tiempos del Imperio contra el poder de Roma.
Las primeras noticias que tenemos de estas datan del año 284 cuando accede al trono Diocleciano. Fue en la Galia y tan peligrosa le tuvo que parecer al emperador que envió a un ejército para aplastar la rebelión. En esta campaña surgió la extendida tradición de la legión tebana, un grupo de soldados al mando del que luego sería San Mauricio que se negó a luchar contra otros cristianos, y que por ello fue mandado ejecutar junto a los cabecillas rebeldes. Sin embargo, el más importante de los movimientos insurrectos fue el que comenzó a comienzos del siglo V en la zona de la rebelde Armórica, nombre con el que se conoce la región costera del noroeste francés que comprendía la actual Bretaña, el noroeste del país del Loira y la totalidad del litoral de Normandía. Las sucesivas revueltas fueron aplastadas con ayuda de la caballería huna, lo que no impidió que como premio a la constancia en todos esos años de lucha los levantiscos armoricanos lograran el estatuto de federados por Roma.
Al comienzo de estas Galeras Reales reproducimos el pasaje de la comedia anónima del siglo V Querolus Sive Aulularia en el que el protagonista, Querolus, pide consejo al Lar sobre qué hacer para ser en el futuro feliz. Entre unas de las proposiciones del dios romano de los antepasados familiares está la de convertirse en bagauda en ese mundo aparte de los bosques armoricanos. Bagauda, palabra de etimología incierta, entre guerrero y bandolero, cuya libertad se manifestaba en el rechazo total hacia toda norma impuesta por la autoridad romana y la restitución del carácter céltico de sus leyes, las leyes del bosque. Formarían una sociedad rudimentaria, no necesariamente anárquica ni violenta, sin honestiores y con una justicia más equitativa. Una vida más agradable que remite a la remota y utópica Edad de Oro con la que ya fabulaba Hesíodo en el siglo VIII a.C., una tierra de promisión en la que los hombres vivían sin preocupaciones, eternamente jóvenes, alimentados por una tierra en la que morirían como si el sueño se hubiera apoderado de ellos. También nos habla de la ley natural -la ley del bosque- y del mito del buen salvaje que tanto se divulgará en la memoria popular a través de personajes como Robin Hood y que tanta importancia tendría siglos después en el pensamiento occidental gracias a Rousseau.
Evidentemente los romanos demonizaron a los bagaudas considerándolos simples bandidos. Pero también algunos han visto en ellos un antecedente de los héroes que luchan por la emancipación de los pueblos. Primero por la propia tradición oral de los campesinos armoricanos, después, durante la Edad Media, por los eclesiásticos que los convirtieron en milites christiani. Por defender la libertad y la independencia frente a Prusia, desde 1871 los bagaudas se convirtieron en los primeros nacionalistas franceses.
En su sugerente libro El Queso y los gusanos, el historiador Carlo Guinzburg decía que sólo en los periodos de transformación social profunda surge la imagen, generalmente mítica, de un pasado distinto y mejor; un modelo de perfección frente al cual el presente aparece como una decadencia, una degeneración. La lucha por subvertir el orden social se convierte en tal caso en un intento consciente de volver al mítico pasado. Para Querolus, las tan arcádicas leyes del bosque no son precisamente de su agrado.