Thorstein Veblen.
Ciencia Humana

Thorstein Veblen: el hijo de Thor

Conocido por ser el más heterodoxo entre los heterodoxos...

Me hallaba sentado en mi estudio de Ithaca, cuando una persona de aspecto anémico, con una gorra de tejón y pantalones de pana entró y, en el tono más bajo posible, dijo: “Soy Thorstein Veblen”.

Así describía J.Laurence Laughling, uno de los economistas más relevantes de su época y profesor de la Universidad de Cornell , su primer encuentro con Veblen en 1891. Thorstein Veblen es conocido por ser el más heterodoxo entre los heterodoxos. Su fama, que le llegó al final de su carrera y de la que renegó, se debe a su teoría de la clase ociosa y a los conceptos de consumo ostensible y la emulación pecuniaria. Para él, la sociedad americana de finales del XIX y principios del XX había desarrollado unas pautas de consumo dirigidas exclusivamente a mostrar una mayor capacidad económica que los demás, fuera real ésta o no. Veblen consideraba que la teoría económica tradicional no analizaba este tipo de consumo y sus repercusiones. El propio Veblen se entretuvo en describir cómo la emulación pecuniaria se manifestaba en cuestiones como la ausencia de libertad de las mujeres, que se exhibían como trofeos y cuya moda en el vestir agudizaba esta consideración de “objeto de lujo”:

En teoría económica, el corsé es, sustancialmente, una mutilación, provocada con el propósito de rebajar la vitalidad de la usuaria y hacerla incapaz para el trabajo, de modo permanente e indudable.

En el mismo tono expuso cómo determinados deportes son una ficción,  una exhibición más de un status. La carrera del consumo ostensible hace que sea fácil ascender los niveles de consumo pero sea más difícil descender, de manera que el ciudadano se halla atrapado en la espiral de gasto.

Pero, aparte de sus teorías sociales y de sus obras filosóficas anteriores (más notables pero menos famosas), hay algo que destaca en Veblen: fue un paria en el mundo académico.

Nació en una pequeña granja de Wisconsin en 1857. Hijo de emigrantes noruegos, apenas hablaba inglés cuando entró en la escuela de Carleton. Allí aprendió que, a veces, ser incisivo e inteligente es un estorbo. En esa situación, el joven Veblen callaba bocas escandalizando a profesores y compañeros. En los ejercicios semanales de declamación presentó una defensa de los sioux (en pleno Medio Oeste), la apología de un borrachín, y disertó sobre la ciencia de la risa, la cara de un político extenuado, la ausencia de lo gregario en la vida estudiantil, y el tema “Está triplemente armado quien gana una querella justa”. En esos años formativos, pronto se ganó la reputación de ser el chico más insoportable de los alrededores. Estudió filosofía en la John Hopkins University y más adelante economía en Yale. Pero no consiguió obtener un puesto decente en ninguna. Nadie quería al “Norskie”. Al cabo de siete años de mover hilos, tuvo que volver a la granja de sus padres. Se casó en 1888, a pesar de no tener trabajo, y vivió con los padres de su mujer, granjeros también, cuando ya rondaba los 40.

Son míticas las aventuras extramatrimoniales de Veblen con alumnas, miembros femeninos del claustro, etc. Pero algunos biógrafos argumentan que su primera mujer Ellen fue quien, dolida cuando él le pidió el divorcio, decidió arruinar su vida académica. Cuando le echaron de Stanford por un escándalo en 1906 explicaba: “El presidente no aprueba mi situación doméstica y yo tampoco”. Finalmente tras doce años de guerra abierta,  Ellen cedió y tras el divorcio, Thorstein se casó con la que era su compañera y la mujer de su vida: Ann Bradley. Un matrimonio que fue feliz nada más que cuatro años, ya que en 1918 Ann enloqueció y murió dos años más tarde. Veblen quedó desolado y pasó el resto de su vida con las hijas del primer matrimonio de Ann, quienes sentían adoración por él. Era un hombre tierno y amable con los suyos.

Pero lo que ninguna universidad pudo aceptar es que cuestionara todas las reglas, métodos y tradiciones académicas que nunca llegó a entender. Criticó severamente todas las escuelas de economía del momento, el modelo de empresa y la forma de vida americana. Cuando le propusieron ser presidente de la American Economic Association rechazó el ofrecimiento. Ser extravagante no impide ser, además, coherente.