La ciudad alemana de Magdeburg es famosa por dos hechos históricos que fueron protagonizados de una u otra manera por Otto von Guericke (1602-1686). Una es la matanza de 1631 en plena Guerra de los Cien Años, cuando los soldados del ejército de los Habsburgo masacraron a 20.000 habitantes de la ciudad, entre ellos al hermano menor de Otto. La otra es que fue el lugar donde se realizó el famoso experimento en el que dieciséis caballos no pudieron abrir dos hemisferios de cuyo interior se había extraído el aire. Es decir, unidos por nada, solamente por la succión generada por ese vacío. Guericke fue el autor de dicho experimento.
Él no se dedicó toda su vida a la ciencia. Siendo hijo de nobles, estudió derecho en la universidad de Jena y matemáticas, ingeniería y física en la de Leiden. Fue diplomático pero también se dedicó a la ingeniería y fue inventor. Teniendo en cuenta la belicosa época que le tocó vivir, esa versatilidad fue muy útil para su ciudad, de la que fue alcalde. Defendió con uñas y dientes que Magdeburg fuera una ciudad libre dentro del Sacro Imperio Romano, aunque la historia no se lo permitió.
Tuvo que padecer la muerte de dos de sus hijos y la de su mujer. Pero se volvió a casar con Dorotha, que fue su compañera hasta la muerte. Era un hombre muy bien considerado y cuando fue encarcelado tras el sitio de Magdeburg fue el Luis I, príncipe de Anhalt-Köthen quien pagó por su libertad. A pesar de no ser muy partidario de los Brandemburgo, que resultaron ser los señores de la ciudad tras la paz de Westfalia, Otto mantuvo siempre una relación cordial con Federico Guillermo I, quien reconoció su genio como todo su entorno.
Lo llamativo para una mente de nuestros días es la polémica suscitada desde tiempos de Aristóteles acerca del espacio. ¿Qué hay entre tú y yo? ¿Qué separa a los astros, a los amantes, al cielo y la tierra? Ese espacio vacío que en ocasiones la ausencia dota de una densidad insoportable ¿es realmente materia o es simplemente nada? Y en ese caso ¿es la nada una creación del Todopoderoso?
Otto von Guericke estaba convencido de que, si bien no se trataba de un elemento tan popular como el éter, el espacio estaba "lleno". Y para demostrarlo diseñó un experimento que pasó a la historia como "Los hemisferios de Magdeburgo". Hizo construir dos hemisferios de unos 50 cm de diámetro. Extrajo el aire encerrado entre ellos y una vez hecho el vacío entre ellos, ató ocho caballos a cada uno de ellos, para que trataran de separarlos y, tal y como Otto esperaba, la fuerza de la succión entre ambos hemisferios metálicos era más fuerte que el poder de tiro de los dieciséis caballos, así que, ante la mirada atónita del público convocado. Los hemisferios permanecieron unidos.
Una hermosa manera de demostrar que no solamente existe lo que se ve. Y también que entre tú y yo, contrariamente a lo que canta Diego Carrasco, no hay un espacio vacío.