Si pudiéramos tocar un sentimiento, poner color a una melodía o tener frio ante el aroma de una flor podríamos pensar que hablamos de algún símil literario, pero en este caso estamos describiendo lo que percibe a una persona con sinestesia.
La palabra sinestesia proviene del griego y se define como la unión de distintos sentidos y es una facultad poco común que consiste en experimentar sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra distinta. Desde un punto de vista neurológico la sinestesia es una comunicación anómala entre áreas cerebrales.
Por lo tanto es un fenómeno psicofisiológico que se da en algunas personas y les permite experimentar sensaciones de un determinado sentido cuando se estimula otro, es decir, si hablamos de sinestesia musical, la persona al escuchar una melodía pueden ver formas geométricas de colores que varían de tonalidad según las notas son más altas o bajas. Este tipo de casos han sido recogidos en diferentes estudios o reflejados por diversos autores en sus libros, como es el caso de Oliver Sacks en “Musicofilia” donde se recoge el testimonio de una paciente que describe con gran nitidez sus diversas percepciones al oír una melodía. Otro ejemplo de sinestesia musical lo observamos en Frank Liszt cuando pedía a su orquesta que tocara “un poco más azul” o “no tan rosa”, algo ilegible para el resto de músicos.
La percepción tiene un papel fundamental en estos casos, ya que es el proceso cognitivo mediante el cual se construye el conocimiento. En realidad lo que hacemos no es percibir lo que nos rodea tal cual es sino que es nuestro cerebro quien interpreta lo que estamos percibiendo, lo transforma y dota de sentido para nosotros, por tanto la percepción es un estímulo sensorial que se suma a otros estímulos previos que crean una experiencia subjetiva y nuestro cerebro asocia dichas percepciones y experiencias, por ello la sinestesia puede hacer que la persona experimente un sabor ante un objeto, o que una nota musical sea percibida con un color.
Evidentemente, no todas las asociaciones entre diferentes sensaciones o percepciones sensoriales son una sinestesia, por ejemplo, una asociación común como pensar en el color rojo y el amor no es una sinestesia pero si lo sería que cada vez que vemos la letra A en cualquier contexto la asociáramos o percibiéramos con el color rojo. No obstante no se considera un fenómeno patológico, e incluso tiene alguna ventaja, ya que parece ser que facilitan los procesos memorísticos, y tampoco se ha demostrado que las sinestesias sean permanentes.
El estudio de la sinestesia es un fenómeno no solo interesante como tal sino que una mayor profundización en el mismo asociado con la neurofisiología y la base neural de este proceso nos puede permitir un mayor conocimiento de la percepción y de la conciencia humana.