La ciudad de Jerusalén es un lugar que está íntimamente ligado a la religión, cuando paseas por sus calles no puedes evitar rememorar las clases de religión en las que te hablaban del huerto de Getsemaní, o el monte de los olivos, y un largo etc., que te encuentras a tu alrededor como si lo que estudiabas en los libros se hubiera vuelto tridimensional.
Por ello es una ciudad que trasmite algo especial, que puede que se pase en el momento que atraviesas sus murallas, sales de la ciudad antigua y te diriges a la parte nueva o a Tel Aviv…pero en algunos casos ese “algo especial” da lugar al síndrome de Jerusalén.
Así puede ocurrir que paseando dentro de las murallas de la ciudad antigua te encuentres a un hombre “disfrazado” de Jesús y con una cruz acuestas, y pienses que “lo hará por una promesa” pero quizá ese hombre crea realmente que es Jesús, es decir que este sufriendo el síndrome de Jerusalén, una patología psiquiátrica, en la que el paciente se identifica con algún personaje bíblico, normalmente con las figuras más populares de la Biblia y tienen la firme convicción de ser ese personaje salido de las sagradas Escrituras.
El primero en identificar clínicamente este síndrome fue el Dr. Yair Bar-El, quién examinó a turistas, declarados temporalmente dementes, y observó una sintomatología que comenzaba con una ansiedad inexplicable que evoluciona a un trastorno disociativo histérico, la persona afectada generaba otra personalidad (bíblica) que luego no era capaz de recordar. Es como si experimentaran una quiebra del sentido común ante la exposición de una sobrecarga espiritual que se encuentra por toda la ciudad, la historia, la ideología, la religión, todo ello a cada paso que dan, el paciente se sumerge de tal forma en todo lo que le rodea que genera este tipo de trastorno, afectando por igual a judíos, cristianos, musulmanes y a otras creencias.
Los períodos en que más proclive es este síndrome son los relacionados con las festividades religiosas como la Navidad, y se cree que muchas de las personas que sufren este síndrome tienen una predisposición previa en forma de un trastorno mental latente que emerge al llegar esta ciudad, es decir que a un trastorno previo que podría no aflorar en el entorno cotidiano del individuo, este entorno cargado de la ya mencionada simbología, historia y misticismo, conlleva que tengan lugar diferentes emociones, es como sí le hiciera “despertar” y llevar a la persona a esta disociación de la realidad.
Afortunadamente en muchos casos a los pocos días vuelve a la “realidad” y el paciente no es capaz de explicar, por ejemplo, cómo ha podido ir envuelto en una sábana proclamando que era el Mesías.