Aunque defendamos que hombres y mujeres son iguales, es evidente que alguna diferencia hay, y en este caso las neurociencias, y sobre todo la neuroanatomía nos explican algunas de ellas.
Si bien es cierto que la sociedad y cultura influyen en muchas de las decisiones y comportamientos que tomamos y que nos diferencian o al menos influyen tanto a hombres como mujeres, hay explicaciones dentro del campo de la neurología que van más allá y según las cuales no influye tanto nuestro entorno en el comportamiento sino nuestro cerebro, y dejan de lado las creencias de que solo las hormonas o nuestra cultura marca las diferencias entre hombres y mujeres.
La diferencia principal, parece ser, que es que el cerebro masculino y el femenino se forman a partir de distintos programas genéticos, dando lugar a variaciones anatómicas, además de la existencia de diferencias en los circuitos neuronales y en las sustancias químicas que transmiten los mensajes entre las neuronas.
A partir de estudios realizados con neuroimágenes se han podido demostrar algunas de estas diferencias, por ejemplo, el lóbulo frontal es proporcionalmente más grande en las mujeres que en los hombres, en esta región del cerebro se procesan las decisiones y la resolución de problemas, al igual que la corteza límbica, encargada de la regulación de las emociones que también es más grande en el cerebro de las mujeres. Finalmente el hipocampo también tienen mayor tamaño en el cerebro de la mujer, esta área es la encargada de la memoria a corto plazo. Por su parte en el cerebro del hombre destaca la corteza parietal encargada de procesar los signos de los órganos sensoriales y la percepción del espacio.
Todo ello puede explicar ciertos tópicos, como que las mujeres puedan recordar con mayor exactitud momentos de gran carga emocional y los hombres no, con el consiguiente mosqueo de la mujer, o porque los hombres tienen una mejor memoria espacial e interpretan mejor los mapas, con la consiguiente desesperación de los hombres al tener un “copiloto” femenino…pero tópicos a parte y partiendo de la base de que siempre hay excepciones y que hay hombres más emotivos que muchas mujeres o mujeres cuya orientación supera a la de los hombres, todos estos estudios pueden aplicarse para saber por qué las mujeres sufren más depresiones o por qué algunos fármacos actúan mejor en hombres que en mujeres.