En muchas ocasiones hemos dicho u oído la frase “estoy emocionado”, o hemos “llorado de emoción”, pero ¿Realmente nos paramos a pensar lo que es una emoción y lo que conlleva?
Sentimos constantemente diferentes tipos de emociones, nos acompañan desde que apenas tenemos unos meses de vida cuando adquirimos emociones básicas como la alegría o el miedo, dichas emociones son consecuencia de la actividad de determinados circuitos neuronales del hipotálamo y el sistema límbico, por lo que las emociones se convierten en algo tan rutinario y natural que apenas reparamos en toda su importancia…pese a que producen grandes cambios en nosotros, como cambios fisiológicos e involuntarios, se nos dilata la pupila, cambia nuestra frecuencia cardiaca, la tensión muscular, podemos tener la respiración agitada, todo ello prepara a nuestro organismo para dar una respuesta ante un hecho, como por ejemplo salir corriendo si tenemos miedo. Al mismo tiempo experimentamos una percepción de dichos cambios en nuestro cuerpo que nos llevan a ser conscientes de los sentimientos que los provocan (aunque esto es algo más individual y subjetivo) como saber que estamos enfadados o asustados y de ahí llevamos a cabo un proceso cognitivo donde toda la información emocional es interpretada por la persona y da lugar a unos componentes conductuales, los cuales son hasta cierto punto controlables, y están basados en el aprendizaje de cada persona, por lo que tenemos diferentes respuestas como expresiones faciales, acciones, comportamientos, etc.…
Cada individuo experimenta y da respuesta a las emociones de forma diferente, influenciado por sus experiencias anteriores, aprendizajes y carácter. Por ejemplo imaginemos que estamos en la atracción de feria del “Pasaje del terror”, entra un grupo de varias personas, es factible pensar que cada uno reaccionara de una forma diferente durante el recorrido, una de las personas del grupo puede ante la emoción del miedo salir corriendo, otra quedarse paralizada o reírse de forma nerviosa, y así un largo etcétera de diferentes comportamientos de los miembros del grupo ante un mismo estimulo…incluso alguno del grupo ante la excitación que produce el miedo puede que se enfrente verbal o físicamente a alguno de los actores que están dentro de la atracción. Por lo que en este caso experimentar la emoción del miedo nos hace dar una respuesta…más o menos “acertada”…pero una respuesta para la que nos prepara la emoción y cuya finalidad es la adaptación a la circunstancia que estamos viviendo.
Pero aunque ahora valoramos la importancia de las emociones, hasta no hace mucho las emociones no eran consideradas como un objeto importante de estudio, pese a que han suscitado interés a lo largo de nuestra historia desde los antiguos pensadores griegos como autores posteriores: Hobbes, Locke, Descartes… dotando a las emociones de un significado u otro dependiendo de la corriente de estudio del momento, por ejemplo para el racionalismo griego las emociones eran consideradas “pasiones irracionales” o “perturbaciones”…No fue hasta Darwin y el evolucionismo donde las emociones adquirieron por primera vez la función adaptativa, este autor en su obra “La expresión de las emociones en el hombre y los animales “(1872), argumento que las emociones facilitan la conducta apropiada en cada situación, así mismo observo que los animales al igual que el hombre expresan emociones similares en situaciones parecidas.
Por todo ello actualmente el estudio de las emociones ha adquirido una importancia en diferentes campos y de ahí que se quiera establecer sus bases neurológicas y fisiológicas pudiendo identificar algunas estructuras y sistemas clave del proceso emocional, como la amígdala y las cortezas prefrontal y cingulada en la respuesta emocional, a través de los diferentes estudios en diversos ámbitos nos permitirán entender y ampliar nuestros conocimientos sobre el proceso emocional y por tanto sobre nosotros mismos.