Es de noche, empezamos a bostezar, sentimos cansancio y pocas ganas de movernos, los ojos se nos cierran, tenemos sueño, y en ese momento empezamos a segregar melatonina, una hormona que producimos en el cerebro, en la glándula pineal (situada detrás de los ojos), y a partir de ahí, cuando nos dormimos, el sueño nos lleva a un estado fisiológico de “desconexión” de la conciencia, lo cual es necesario para la homeostasis del organismo… pero si bien nuestro cuerpo está “desconectado” nuestro cerebro se mantiene muy activo.
Durante el sueño nuestro cerebro clasifica las acciones que hemos llevado a cabo a lo largo del día, las experiencias y aprendizajes, organizando toda la información y añadiéndola a la que ya poseemos. El hipocampo se vacía de los recuerdos y pasan a la corteza prefrontal, consolidando la memoria. Además muchos grupos neuronales se mantienen activos durante el sueño y producen impulsos nerviosos, manteniendo una importante tasa de consumo de glucosa y de oxígeno.
Mientras dormimos tiene lugar diferentes fases del sueño:
Fase I: Es una fase intermedia entre estar despierto y dormido, baja la tensión muscular, la respiración se suaviza y aún percibimos los estímulos auditivos y táctiles. Si nos despiertan durante esta etapa, la reacción será rapidez y no tendremos la sensación de que estuviéramos dormidos.
Fase II: En esta fase las ondas del cerebro se alargan y regularizan. Comienza con un bloqueo a nivel de tálamo del acceso a la información sensorial por parte de nuestro sistema nervioso.
Fase III: Las ondas cerebrales aumentan en tamaño y lentitud. Si nos despertamos en esta fase estamos confusos y desorientados.
Fase IV: Estamos en total inconsciencia. Si hay sueños en esta etapa, serán formas y luces, si nos despertamos en esta fase es probable que seamos capaces de decir lo que estábamos soñando. Es una fase esencial para la restauración física y psíquica de nuestro organismo. Además en esta fase es cuando aparecen, es caso de sufrirlo el sonambulismo y los terrores nocturnos.
Fase REM (rapid eye movement): En esta fase hay sueños intensos con colorido, sensaciones y gran contenido. El flujo sanguíneo del cerebro se acelera al igual que la respiración y nuestro cerebro deja de emitir señales a la médula espinal. Tras 10 minutos de REM se vuelve a descender en los estadios del sueño las fases anteriores y así cíclicamente durante toda la noche.
Para tener una buena calidad en nuestro sueño es importante acostumbrar al cuerpo a seguir un ciclo regular, un adulto necesita aproximádamente entre 6 y 9 horas diarias de sueño, sin interrupciones, conforme envejecemos esta necesidad baja y normalmente a partir de los 65 años es suficiente dormir unas 6 horas. Tiempo en el que se reestablecen los recursos consumidos durante el día y se restauran los sistemas que necesitamos entre otras cosas para el aprendizaje y la memoria. Así que debemos tener muy presente que nuestro cerebro (y nuestro cuerpo) necesita descanso diario si queremos que nuestro organismo tenga un buen rendimiento.