La Navidad es una época que asociamos con los festejos, días familiares, buenos propósitos, alegrías, regalos, grandes comidas… y un sinfín más de buenas intenciones, pero todo ello no siempre crea momentos de Paz y armonía, sino que puede llegar a desestabilizarnos y hacernos vivir situaciones realmente estresantes.
La llegada de las fiestas navideñas intensifica los síntomas de cansancio provocados por una acumulación excesiva de actividades y de compromisos sociales y todo ello hace que sea una época propensa a generar estrés y ansiedad.
Estas fechas suelen ser estresantes porque queremos hacer demasiadas actividades extras al mismo tiempo que tenemos que continuar con las cotidianas, el estrés navideño se generaliza cada vez más, aumentando los ingresos por problemas mentales. Por ello y para poder evitar en la medida de lo posible sufrir este tipo de estrés es recomendable reducir las expectativas generadas en torno a las fiestas navideñas para evitar verse sobrepasados, tomarse las tareas con calma, dormir las horas suficientes, buscar un hueco para dedicarlo a uno mismo, comer equilibradamente, hacer algo de ejercicio, compartir tareas y adelantar los preparativos de todo aquello que sea posible e intentar no dejar cosas para el último momento.
Las semanas previas a la Navidad hay que intentar mantener un patrón de sueño, el estrés y la tensión suelen estar asociados a las dificultades para dormir, por lo que es importante descansar lo suficiente para que la salud psíquica no se resienta tanto durante estas fiestas.
Y sobre todo escuchar las señales de nuestro cuerpo, si estamos cansados hay que descansar, y no exigirse más de lo que se puede, hay que intentar relativizar las cosas, y darles la importancia que tienen pero no más, lo verdaderamente importante es la salud. Además todo sale mejor cuando se dejan las preocupaciones y las prisas a un lado... y sobre todo se disfruta mucho más…así que ¡Feliz Navidad!