A finales de Octubre, se celebra el día Mundial del ictus, una de las finalidades es concienciarnos de que esta enfermedad la sufre o sufrirá alguien de tu entorno ya que la prevalencia es 1 de cada 6 españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Actualmente, en España, es la primera causa de discapacidad grave en el adulto y la segunda causa de muerte.
El ictus, como tal, es un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que van al cerebro, es como si nuestro cerebro sufriera un infarto, son las embolias, accidentes cerebrovasculares, apoplejías y ocurren de forma súbita.
Se clasifica en hemorrágico, si es un vaso sanguíneo el que se rompe, o isquémico, si en este caso es una arteria la que se obstruye por un coágulo de sangre e interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro.
Existen unos factores de riesgo como son la edad o antecedentes familiares, dichos factores no podemos modificarlos, pero otros como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol o drogas, la hipertensión arterial, el colesterol alto, o dietas ricas en sal y grasas, si son más controlables y modificables, si los eliminamos o tratamos podemos evitar correr un riesgo innecesario.
Es importante que seamos conscientes de que si sufrimos un ictus, el daño cerebral adquirido puede ser irreparable o dejar secuelas graves, lo que repercute negativamente en la calidad de vida de la persona afectada. Para poder reducir al máximo dichas secuelas debemos poder realizar una detección precoz y administrar el tratamiento correspondiente con la mayor celeridad posible.
Por ello Hay que estar atentos y reconocer las seis señales de alarma:
- Pérdida de la fuerza en cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo de forma brusca.
- Sensación de hormigueo o acorchamiento de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
- Pérdida súbita de la visión parcial o total, en uno o los dos ojos.
- Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse.
- Dolor de cabeza repentino y de intensidad fuera de lo habitual, sin causa aparente.
- Sensación de vértigo intenso y desequilibrio.
Si notamos estos síntomas o los detectamos en una persona cercana debemos acudir inmediatamente a un hospital para recibir atención neurológica urgente, ya que las primeras tres horas desde el inicio de los síntomas son claves.
Y por supuesto la mejor medida es la prevención, por lo que visitar un cardiólogo para que nos haga chequeos y cuidar nuestro corazón es fundamental, un pequeño cambio en el estilo de vida puede hacer que la conservemos.