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Del miedo a la fobia

Es importante ser consciente de que las fobias se pueden superar, y ponernos metas claras y alcanzables para lograrlo.

El miedo es algo natural y la forma en que nuestro organismo utiliza todos sus recursos para estar alerta ante una situación percibida como peligrosa… Pero cuando ese miedo se convierte en una respuesta desproporcionada y de gran intensidad ante objetos o situaciones concretas y en ocasiones cotidianas, se convierte en una patología, un trastorno psicológico, una fobia, que nos puede llevar a tener grandes problemas en nuestra vida personal, profesional y social.

Las fobias son un temor excesivo, irracional y persistente que se desencadena ante un objeto o situación. En ocasiones ni siquiera es necesario tener el desencadenante frente a nosotros, por ejemplo si padecemos aracnofobia (fobia a las arañas), pensar que tenemos que ir a algún sitio donde puede haber arañas será suficiente motivo para desencadenar la reacción fóbica.

A nivel físico la fobia puede dar lugar a temblor, sudoración, taquicardia, mareos, etc., llegando incluso a producir ataques de pánico. La reacción ante las fobias suele ser la evitación del estímulo desencadenante, lo que puede llevar a un deterioro de la vida cotidiana de las personas que sufren algún tipo de fobia.

Las fobias tienen una amplia incidencia en la población, es un trastorno muy extendido, depende del tipo de fobia en ocasiones se busca o no ayuda para superarla, por ejemplo ante una agorafobia (fobia a espacios abiertos) es factible pensar que la persona afectada pueda buscar como solucionarlo ya que limita en gran medida su capacidad para poder llevar una vida normal, pero si lo que tenemos es aerofobia (fobia a volar en aviones) puede que estemos toda la vida sin coger un avión y no se trate el trastorno.

Existen una gran variedad de fobias, las fobias conocidas como específicas son las desencadenadas por un determinado factor fácilmente identificable, se dan ante una situación determinada, un objeto, fenómenos ambientales o diversos animales, como por ejemplo la claustrofobia (fobia al encierro), la coulrofobia (fobia a los payasos) o la triscadecafobia (fobia al número 13). Otro tipo de fobias, las fobias sociales son aquellas en que la persona tiene temor y ansiedad exagerada ante situaciones en las que tiene que hablar o mostrarse en público, no solo tener que dar una conferencia ante personas desconocidas sino también puede darse al tener que exponer un trabajo en clase, o al presentarse ante un desconocido, este tipo de fobia impide que la persona interactúe de forma normal y natural en su entorno personal y laboral.

Pero, ¿Qué hace que padezcamos una fobia? Aunque las causas no siempre están claras y difieren de una persona a otra pueden tener un origen en la infancia, y se puede desencadenar por haber vivido un episodio traumático de diversa gravedad. No obstante no tiene porque haber una sola causa para explicar por qué determinada persona padece una u otra fobia, pueden tener numerosas causas que confluyen, incluso el estrés es una de las variables que parece tener una estrecha relación con padecer cierto tipo de fobias.

Por ello hay que evaluar a cada paciente en particular, para poder llevar un tratamiento adecuado, ya que no siempre la misma terapia da iguales resultados. Entre los tratamientos más comunes encontramos la terapia de exposición, que consiste en enfrentar paulatinamente al paciente con la situación que genera la fobia, también la desensibilización sistemática parecida a la anterior pero en este caso el enfrentamiento es a través de la imaginación. Por ejemplo si se sufre una eisoptrofobia (fobia a los espejos) es fácil tener en la consulta un espejo para poder llevar a cabo una terapia de exposición, pero si nos enfrentamos a una agrizoofobia (fobia  a los animales salvajes) la desensibilización sistemática sería más adecuada. También a través de la terapia cognitiva se obtienen buenos resultados, en este caso se facilita al paciente mucha información respecto a la situación que provoca la fobia, lo que  permite la modificación de temores basados en creencias y suposiciones erróneas y el control de los estados de pánico que pueda provocar la fobia.

Es importante al  tratar una fobia ser consciente de que las fobias se pueden superar, y ponernos metas claras y alcanzables, si se sufre una apifobia (fobia a las abejas) probablemente no llegaremos a ser apicultores pero podemos conseguir no cancelar el ir a tomar una cerveza en una terraza por miedo a que pueda haber una abeja.