... se acaba el poder quedarse en la cama hasta que nos apetezca y hay que levantarse por obligación… fin de las vacaciones y comienza de nuevo el trabajo, el colegio, es decir meses por delante de rutina en horarios y obligaciones. Podemos pensar que el “hastío” con el que en ocasiones nos enfrentamos a la vuelta al trabajo es por “añoranza” de las vacaciones, pero no es tan solo que queramos volver a estar despreocupados de horarios, de jefes, en una terracita frente al mar, a todo ello hay que añadir que nuestro cerebro necesita readaptarse y en dicha readaptación podemos experimentar cambios en nuestro estado de ánimo.
Nuestro cerebro necesita volver a adaptarse a un horario de sueño controlado, un horario de comida, y para ello necesita un tiempo, que varía según los último estudios, de entre 1 a 5 días, durante los cuales experimentamos el cambio en nuestro estado de ánimo, alteraciones en el sueño, cansancio e incluso apatía, lo cual nos hace sentir más cansados y con menos ganas de enfrentarnos de nuevo al trabajo. Esto es porque el desajuste de nuestro cerebro mientras vuelve a “aceptar” la rutina provoca cambios en los niveles hormonales en el hipotálamo, región cerebral encargada, entre otros, de regular el hambre, la sed y los ciclos de sueño y vigilia (ritmo circadiano).
No obstante hay un porcentaje de personas que durante esta etapa de readaptación sufren el denominado Síndrome Postvacacional. En realidad este síndrome es más bien la agrupación de una serie de síntomas, tales como tristeza, irritabilidad, desmotivación, cansancio, insomnio, desconcentración en el trabajo, debilidad, pero todos estos síntomas son transitorios.
Es importante destacar que es transitorio y que no todas las personas tienen porque sufrirlo, e influye en gran medida como afrontemos la vuelta al trabajo y las obligaciones. Evidentemente será más difícil el regreso a una situación (laboral) que nos es placentera que a una que pensemos que es causa de ansiedad o estrés. Pasar de unas vacaciones en las que disminuyen las preocupaciones y tenemos libertad de horarios, donde nuestros biorritmos se rigen de una forma más desordenada pero a la vez más libre, por ejemplo, comemos cuando nos apetece, no suele haber despertador, a volver a regirnos por un timming en el cual comemos cuando toca comer según nuestro horario laboral y te despiertas con el insufrible pitido del despertador no es fácil, y si a ello le añadimos una forma de afrontar la vuelta a la rutina como una fuente de estrés y preocupaciones nuestra desmotivación aumenta al igual que las posibilidades de sufrir el síndrome postvacacional.
Debemos evitar sentirnos desmotivados ante la rutina, añorando las vacaciones y viendo el regreso al trabajo como un problema, es importante un correcto afrontamiento a la rutina, para ello nos ayudará volver unos días antes a nuestra residencia habitual e intentar paulatinamente volver a los horarios que debemos mantener durante el resto de año, es decir unos días previos al trabajo para volver a “nuestra vida normal”, de forma que al incorporarnos al trabajo nuestro cerebro ya habrá adaptados sus ritmos de sueño, comidas, etc.
No olvidemos que las vacaciones nos sirven para “desconectar” de la rutina, algo necesario, pero también hay que dar importancia a volvernos a “conectar” correctamente. Así que ¡Feliz regreso a la rutina!