Os invito a dar un paseo por la Francia de la tercera década del siglo XIX. Tened en cuenta que en esa época, últimos años de la Restauración Borbónica, había grandes tensiones entre los republicanos del momento y la aristocracia católica. Un momento histórico en el que para poder ascender de estrato social y codearse con las altas esferas era necesario tener un elevado nivel de inteligencia además de saber encontrar el camino más rápido: pertenecer a la iglesia (negro) o al ejército (rojo).
En este contexto, Julien Sorel, hijo de un aserrador que únicamente da valor a las aptitudes manuales, dejando de lado las intelectuales, observa cómo su hijo Julien – según su criterio – pierde el tiempo con esa obsesión por aprender y esa inquietud por desarrollar sus capacidades cerebrales. Pero lo que Julien se ha marcado como meta en su vida es llegar a ser un miembro de la alta sociedad, a pesar de sus orígenes.
Para alcanzar sus objetivos toma los dos caminos fáciles, el de la iglesia en la primera parte del libro y el del ejército en la segunda. Claro, dicho así se ve fácil, pero no es tal, pues la historia se carga de intensidad cuando aparecen las protagonistas femeninas a las que Julien Sorel elige como rampa de lanzamiento para la consecución de sus ambiciones. Lo que ocurre es que su estrategia no está exenta de dificultades, primero con el confiado esposo de su primera amante, Luisa Renal; después con el deshonrado padre de la segunda, Mathilde de La Mole.
Toda una trama de ambiciones, romances, celos, venganzas, crímenes y amores eternos que hacen que la novela de Stendhal, El rojo y el negro, resulte vibrante, tanto por su argumento como por el estilo narrativo.
A mi particularmente, este tipo de novela, encuadrada dentro de lo que se llama novela sicológica o realismo sicológico, me gusta especialmente porque no sólo tiene trenzado un argumento que engancha, sino que va más allá de la propia narración de los hechos y analiza cada cosa, cada acción o actitud, adentrándose en los motivos que llevan al personaje a realizarla. Un ejemplo muy claro de este tipo de novela lo tenemos en la novela que comentábamos la semana pasada, Crimen y castigo. Por supuesto, esta técnica narrativa es endiabladamente difícil de dominar, ya que el autor corre el peligro de salirse del argumento, enredándose con los pensamientos de los personajes, hasta que se pierde, costándole mucho esfuerzo volver a coger el hilo. Si eso le ocurre al autor, podemos imaginar lo que le pasa al lector… Pero, claro, en este caso estamos hablando de El rojo y el negro, de Stendhal, es decir, palabras mayores.
Título: Rojo y negro
Autor: Stendhal
696 páginas
Encuadernación: Rústica Fresado
Editorial: Alianza Editorial
ISBN: 9788420637389
Año: 2001