Será el próximo 30 de diciembre de 2015, cuando se cumplirán exactamente 30 años desde que leí por primera vez ‘Si’, un emblemático poema de Kipling que he ido recordando de vez en cuando sin que sus versos dejaran nunca de abandonarme. En malos momentos he recordado aquello de Si guardas en su puesto la cabeza tranquila, cuando todo a tu lado es cabeza perdida… y algunos otros versos que entran y salen de mi cerebro de vez en cuando sin saber exactamente por qué sí o por qué no.
Pero como me ocurre casi siempre, descubro que este verdadero manifiesto en verso, escrito en 1.905 es perfectamente aplicable a la vida actual y más aún en esta era tecnológica que vivimos, en la que la enorme facilidad para comunicarse y para que cada uno de nosotros podamos expresar libremente nuestros pensamientos y nuestros conocimientos. Leedlo y veréis que no digo nada raro. Veréis cómo cuando leáis eso de …si en ti mismo tienes una fe que te niegan y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan, o si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres… de pronto empezaréis a visualizar personas de hoy en día, de vuestro entorno, de vuestras redes sociales y las iréis catalogando en uno u otro verso del poema de Kipling. Veréis que cada verso es un golpe en el pecho o una bocanada de aire fresco.
Sin embargo, lo mejor de todo es visualizar a vuestro hijo, a vuestra hija, pues es a ellos a los que Kipling dedicaba el poema. Bueno, lo hizo refiriéndose al suyo propio. Y si aún están – vuestros hijos, digo - en esa edad incierta en la que todavía tienen tiempo de reciclar su cerebro, recitadles los versos de Kipling o, mejor aún, que los lean ellos mismos tranquilamente, en silencio y de forma meditada.
El Si de Kipling encierra todo un manifiesto y explica todos y cada uno de los consejos, todas y cada una de las ideas que conforman el concepto más depurado de lo que un hombre debe ser. O una mujer. Y si ya lo eres o crees serlo, dale un repaso y piensa…
Y, sobre todo , recuerda…
Si nadie que te hiera llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.
Si llenas los minutos de cada nuevo día
con sesenta segundos de avanzar en tu vida...
Todo lo de esta Tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún; serás HOMBRE, hijo mío.