Pienso que está fuera de toda duda que hombres y mujeres somos diferentes. No sólo en el aspecto físico, sino también en cuestiones sicológicas, de enfoque de conceptos o de actitud ante situaciones similares. Esto no es, por si mismo, ni malo ni bueno, pues dependiendo del entorno y del momento serán más adecuadas o eficaces las características de unas que las de los otros y viceversa. En este escenario, a grandes rasgos, se mueve todo el texto de Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas.
El tema de la igualdad entre hombres y mujeres, en el sentido en el que nos lo tomamos habitualmente en la sociedad actual, nada tiene que ver con lo que el libro de Allan y Barbara Pease quiere explicarnos. Todos, mujeres y hombres, tenemos que tener las mismas oportunidades y los mismos derechos en el ámbito social, profesional y doméstico. Eso también está fuera de toda duda, como también debería estarlo el hecho científicamente comprobado de que hombres y mujeres somos muy diferentes.
Nos cuenta el libro que estudios suficientemente serios como para ser valorados de forma seria arrojan conclusiones reveladoras, asuntos como que las mujeres tienen una facilidad asombrosamente superior al hombre a la hora de encontrar cosas, hacer más de dos tareas al mismo tiempo, leer entre líneas, conversar, utilizar las indirectas, o diferencias diametralmente opuestas como la necesidad de la mujer de hablar cuando está estresada y la necesidad del hombre de callar cuando está estresado. Y esto en el plano sicológico… Si entramos en el físico – no sólo la apariencia física – nos encontramos con detalles verdaderamente sorprendentes, como que el campo de visión de las mujeres abarca un ángulo mucho más amplio - ¡casi 180 grados! Es ahora cuando me explico algunas cosas… - , es capaz de oír más gama de sonidos que el hombre y su visión cromática es ostensiblemente diferente.
También los hombres tienen algunas habilidades más desarrolladas que las mujeres, nos cuenta el matrimonio Pease. Por ejemplo la visión espacial, el cálculo matemático o las destrezas deportivas. Todo está fundamentado en la evolución de la especie y lo que les ha ido tocando a unos y otras durante decenas de miles de años. La última parte del libro aborda la situación aquellas personas en las que las características de hombre y mujeres se van solapando, dando lugar a las personas homosexuales.
No voy a dejar de opinar que, claro, todo esto es excesivamente cuadriculado y está encasillado en unos estereotipos marcados, en los que no existen los grises. Bueno, tampoco todo es blanco o negro, pero si reconozco que Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas es un libro muy recomendable y que puede ayudar a ellos y ellas a comprender ciertas cosas del sexo opuesto y llevarlas – digamos – de otra manera. De todas formas, insisto en que el mundo, la sociedad, la forma de actuar de hombres y mujeres, tampoco es tan radical como nos lo presenta el libro. Yo soy hombre y me temo que seguiré siéndolo hasta el final y, esto es cierto, no entiendo los mapas.
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Título: Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas
Autores: Barbara Pease , Allan Pease.
Editorial: Booket
Fecha de lanzamiento: 09 de septiembre de 2008
ISBN: 9788408081869