Me gustaría en este preciso instante juntaros a todos y leeros el pensamiento en el momento justo en el que yo pronunciase la palabra Masonería. Sé lo que la mayoría de vosotros pensaría. Lo sé, porque es lo que nos han vendido. Y nada más lejos de la realidad, aunque – todo hay que decirlo – los masones tampoco se prodigan en pregonar a los cuatro vientos lo que hacen, cuáles son sus metas (o su meta) y cómo consiguen avanzar para alcanzarlas. Sin embargo, tenemos en nuestras manos un libro que nos va a desvelar muchas de las dudas que podamos tener. A algunos les abrirá la mente hacia una nueva forma de vida que nada tiene de oscura, sectaria o satánica, sino todo lo contrario; a otros les servirá, al menos, para conocer de primera mano ideas y conceptos ligados a esta institución, que no podrán encontrar en casi ningún otro libro. Hablamos de El vuelo mágico del iniciado, de Faustino Merchán Gabaldón.
A medida que vamos profundizando en la sociedad en la que vivimos, en los problemas que nos rodean o en las necesidades que, o bien son reales, o bien nos las creamos nosotros mismos, continuamos cavando hacia arriba con nuestras propias manos, buscando un rayo de luz, mas sin darnos cuenta de que, en realidad, estamos boca abajo y nuestro afán por seguir cavando no hace sino hundirnos cada vez más. Pero no vayamos a caer ahora en el desánimo y en la clásica actitud española de conformase con lo que hay, pues existe la esperanza de que todos y cada uno de nosotros podríamos ser capaces de encontrar soluciones para darnos la vuelta y cavar en la dirección correcta.
Cada uno podrá buscarse las mañas que considere más oportunas, bajo el paraguas de su propia libertad de decisión. Unos encontrarán el camino adecuado y otros no lo hallarán nunca; algunos encontrarán ayudas acertadas en forma de guía y otros tantos tomarán el camino que les dicte una guía errónea, porque guías y consejos de cualquier disciplina las hay por doquier. Yo hoy os cuento que hay una que lleva a seguir un camino que no puede ser malo y seguramente no sea erróneo, aunque para ello tenga que poner de su parte todo aquel que sienta la curiosidad y se plantee la posibilidad de reunir lo disperso para hacer algo con todo ello. Una de las claves está en El vuelo mágico del iniciado, de Faustino Merchán Gabaldón (Famega): las personas que se pasan la vida sin hacer nada por mejorar el mundo en el que han sido puestas son uno de los grandes problemas históricos de la sociedad. En El vuelo mágico del iniciado se nos abre la puerta para resolver dudas – quienes las tengan – acerca de la Masonería, la cual, según Faustino Merchán, lejos de ser secreta, es ahora más pública que nunca. En este libro, un compendio de filosofía práctica y en el que se dan unas claves para encontrar la felicidad, además se derriban mitos y se entierra el legendario concepto oscurantista y sectario que siempre le han dado a la Masonería todos aquellos que la veían como un obstáculo – Iglesia y gobiernos varios entre otros - en su ególatra carrera hacia la cima y que así nos lo han hecho entender a los que creíamos que no podíamos hacer otra cosa que tragar con lo que nos decían los poderosos que nos manejaban.
Así, Faustino Merchán, pone en escena al matrimonio formado por Fermín y María, los cuales entablan una profunda conversación en la que él va relatando cómo, partiendo de todas las cuestiones que se va planteando desde que es pequeño, un día tiene la fortuna de cruzar la puerta de la Gran Logia Provincial de Madrid en busca de respuestas. Es muy posible que a muchos de vosotros os tiente la idea de ahondar más aún en todo lo referente a la Masonería, hasta el punto incluso de querer formar parte de ella. En El vuelo mágico del iniciado, a través de las conversaciones entre los dos protagonistas están las claves que descubren las aptitudes, actitudes y pasos necesarios para entrar en esta selecta sociedad que basa su razón de ser en el conocimiento en todos los sentidos, encaminado al encuentro de la sabiduría. Partiendo del simbolismo de La escuadra y el compás – rectitud, amplitud de pensamiento y receptividad – la meta es el amor fraternal, caridad, justicia, equidad y honestidad, lo que trae nuevos símbolos y alegorías como el cincel, el mazo o el nivel, buscando siempre lograr la superación del género humano. A partir de aquí, es mucho mejor que lo leáis en lugar de que yo os lo cuente. No sé en qué grado influirá en vuestras mentes, pero sé que al terminar la última página una voz interior os recordará de forma casi subliminal que hemos venido a este mundo para dejarlo mejor de lo que lo encontramos.