Habitualmente, cuando de libros se trata, solemos imaginar la novela, la poesía, el relato, la obra de teatro, incluso. También el ensayo. Pero siempre, la mayoría de nosotros, estamos pensando en el libro físico, con sus suaves hojas y sus letras negras impresas sobre un fondo blanco. Yo también tengo esa imagen como la primera que aparece en mi pensamiento cuando escucho la palabra libro y de ese tipo de libros suelo hablar aquí. Sin embargo, esta semana me he topado con una joya que únicamente he encontrado online. Más bien me ha encontrado ella a mí.
Se trata de un libro cuyas enseñanzas son fundamentales para abordar ciertas situaciones de la vida en las que el debate, la discusión, el intentar convencer a otros, forman parte de nuestro día a día. No pasa un solo día en el que cualquiera de nosotros vive una discusión – amigable o no – y echa mano de argumentos para sostener su idea, los cuales pueden ser buenos o pueden no serlo. Y lo que es peor, siendo malos muchas veces, ni siquiera somos conscientes de ello y esto es lo que nos puede hacer salir derrotados en el debate. Y lo que es mejor, utilizar el contraejemplo para no caer en los errores comunes es la mejor forma de comprender cómo se debe actuar.
Es mejor, mucho mejor que nos cuenten qué es aquello que no debemos hacer a que nos expliquen qué es lo que sí debemos hacer. Si tengo que elegir, dejo a un lado la lista de buenos argumentos y me engancho a El libro de los malos argumentos, de Ali Almossawi. Como reza en el prefacio del libro, leer sobre lo que no se debe hacer es una experiencia de aprendizaje muy útil.
En este libro encontraremos el por qué —en ciertos casos— no se debe argumentar nada pensando sólo en las consecuencias de aceptar o rechazar lo que se propone. Y eso sólo es el principio. A partir de ahí, una lista de hasta 19 malos argumentos con una denominación individual para cada uno de ellos; Hombre de paja, muy común en nuestros tiempos y, sobre todo, en política; apelar a autoridades irrelevantes; equívoco, que consiste en cambiar el significado de una palabra en tu favor; la técnica del falso dilema en la que todo es blanco o negro… Estos son sólo unos pequeños ejemplos que resultan verdaderamente útiles a la hora de argumentar algo o de desenmascarar a alguien que está utilizando estas técnicas de argumentación. Hay muchos más, muy bien explicados e ilustrados cada uno de ellos con una viñeta, que encaja perfectamente en la idea que Ali Almossawi quiere transmitir.
Leyendo sus 50 páginas aún podemos ir más allá con El libro de los malos argumentos, jugando a descubrirlos en los otros prestando mucha atención a si están utilizando alguno o no. Vuelvo a lo que comentaba hace un momento. Quizás la forma más sencilla de ejercitarse en esto es escuchar los diferentes debates sobre temas diversos que podemos escuchar a diario en radio y televisión. En ellos encontramos ejemplos y más ejemplos de los malos argumentos que el libro nos desvela. Tras leer El libro de los malos argumentos tendremos, al menos, una visión clara de lo que no se debe hacer a la hora de debatir y – como dice en las consideraciones finales – dejarnos una conciencia clara de los peligros que ofrecen los argumentos endebles. Ahora a leer y, sobre todo, a poner en práctica lo aprendido.
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Título: El libro ilustrado de los malos argumentos
Autor: Ali Almossawi
Traducido al español por María Corchero
Tapa dura: 55 páginas
Editor: Experiment (23 de septiembre de 2014)
Idioma: Inglés
ISBN-10: 1615192255
ISBN-13: 978-1615192250