Que la lectura es indiscutiblemente una afición repleta de beneficios para el alma y para el cuerpo es algo que queda fuera de toda duda. Lo malo es que el tiempo que tenemos para dedicarle las horas necesarias es tan poco, que la mayoría de las veces lo vamos relegando a un segundo plano para, al final, caer derrotados si haber leído tan siquiera una palabra, exceptuando, eso sí, aquellas que hemos tenido que leer por obligación. Esas también son buenas, pero no como aquellas a las que me refiero en estos momentos. Si la falta de tiempo es la razón por la que no dejáis que vuestra imaginación se escape de la rutina, no todo está perdido. Hay remedio. Casi todo tiene remedio y encontrar algo genial que leer en el poco tiempo que tenemos es posible si buscamos un poco. Yo, por ejemplo, estos últimos días he estado leyendo relatos de Chéjov.
Supongo que entre los más reputados escritores existirá un debate no oficial entre los que consideran que es más sencillo escribir una novela, que escribir varios relatos; pero también habrá quienes piensen que es más sencillo escribir relatos, que hacer una novela. Yo, la verdad, no lo sé, pues nunca he escrito una novela. Lo que sí puedo contaros es que es mucho más sencillo leer relatos, además de ser mucho más adaptable al tiempo que tenemos disponible. Como os decía, estos últimos días he estado leyendo cuentos de Chéjov y he de decir que ha sido una experiencia memorable. Lecturas de cinco o diez minutos que te sugieren seguir leyendo una detrás de otra. Por ejemplo, jamás hubiera pensado todo lo que se puede sacar y transmitir el titulado Cirugía. A partir de la simple extracción de una muela o, lo que es lo mismo, de las tribulaciones de un practicante que debe sacar una muela a un sacristán cuando el médico titular está ausente se viven momentos de auténtico pavor, como si fuera uno mismo el sacristán; aunque quizás alguno se vea reflejado en el practicante. De todo hay. Y no digamos lo que se puede disfrutar leyendo Enemigos y viviendo esos momentos de tristeza, esperanza, ira, desvergüenza e indignación. Todo en unos minutos.
Chéjov se empeñó en escribir todo tipo de historias cortas, tocando todos los temas habidos y por haber, hasta el punto de contarnos la historia de un coleccionista de elementos extraños que va encontrando en diversas comidas a lo largo de su vida. Si queréis saber más, leed La colección. Por otro lado, cuando leí La cronología viviente me di cuenta de la aplicación de un curioso método de mantenimiento de la memoria cronológica que la mayoría practicamos alguna vez, pero nunca hemos reparado en ello como lo hace Chéjov.
Así, uno tras otro, Memorias de un idealista, ¡Chist!,…, hasta casi llegar a casi trescientos. Cada uno de ellos totalmente diferente al anterior; sin una línea que comunique unos con otros; sin orden ni estética aparentes, pero que relatan la vida misma desde los ojos de un genio de las palabras. ¿Quién dijo que escribir relatos era sencillo? Lo diría Chéjov y alguno que otro más como mucho. Yo hoy en día – quizás se modifique mi percepción con el tiempo – cambio 10 novelas por 300 relatos junto con el tiempo para leerlo todo. Eso sí, los 300 y las 10, que no está el asunto como para ir dejando pasar oportunidades.
Título: Cuentos Reunidos
Autor: Anton Chéjov
Nº de páginas: 699 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editoral: LOSADA
Lengua: Castellano
ISBN: 9789500399401