Vivimos en un tiempo veloz y en constante huida del acoso que nuestras obligaciones nos hacen sufrir, de los efectos del tan nombrado estrés –palabra mal avenida donde las haya–. Vivimos corriendo de aquí para allá sin casi poder terminar de forma adecuadamente pausada la mayoría de las cosas que iniciamos cada día. Y sólo me he referido a las obligaciones laborales, tanto de trabajo activo como de búsqueda incansable del mismo, o también las obligaciones sociales que tenemos cada uno de nosotros. Para qué hablar de ese estado inalcanzable que llamaos ocio.
Vivimos en un estado de alerta y de sobresaltos ocasionados por el poco tiempo del que disponemos y, aún así, seguimos embarcándonos en más y más actividades que nos comen por dentro y por fuera sin darnos cuenta de que los días van pasando y no hemos encontrado esos huecos que todos necesitamos de vez en cuando; esos huecos de tiempo necesarios para hacer exactamente lo que nos plazca. Huecos que parece que ya no existen.
Y encima, voy yo y os digo que leáis, os recomiendo este o aquel libro en un alarde que raya casi lo insolente. Así que a los que os gusta leer, a los que os gusta de verdad e, incluso, lo necesitáis para llenar esos huecos que ya forman parte de los sueños, lo único que os genero es una mayor ansiedad. Espero que me perdonéis…
Vivimos a una velocidad en un tiempo en el que sólo nos faltaría poder teletransportarnos para ganar aún más tiempo y poder hacer aún más y más cosas hasta que nos volvamos locos. ¡Frenad! Lo que comento también me ocurre a mí y por eso busco mil maneras de cazar huecos, sin que la mayoría me sirva. A pesar de todo esto, mis deseos para 2013 vienen ligados a la paciencia, a movimientos lentos, a tiempos inmóviles y a espacios propios en los que disfrutar aunque sea unos minutos viviendo las cosas que más nos apetezcan. A mí me apetecen muchas y quizás debo establecer prioridades como mi familia, ratos con amigos y, momentos concretos para leer… Yo solo y las letras.
O muy bien tenemos organizado nuestro tiempo, cosa más que improbable por las razones que os he dado antes, o tenemos que incluir en esos pequeños tiempos unidades de disfrute pequeñas, como aquéllos. Si necesitáis tiempo para leer y no tenéis el suficiente, no luchéis contra novelas en las que tenéis que volver a echar la vista atrás una y otra vez porque habéis perdido el hilo a causa del espacio transcurrido desde la última vez que la tuvisteis en vuestras manos. Aprovechad el poco tiempo que podéis dedicar a la lectura descubriendo relatos – muy cortos muchos de ellos -. Hay autores con los que podréis deleitaros hasta la saciedad y que son auténticos genios de este género literario.
Hoy es 31 de enero de 2012. Ayer me levanté y pensé qué podía desearos para este año 2013 y me salió esto. Mientras pensaba cómo podía hacerlo lo más convincentemente posible y al tiempo que desayunaba, cacé uno de esos huecos y lo aproveché para leer Los crímenes de la Calle Morgue, de Edgard Allan Poe. El resultado fue aún más satisfactorio de lo que esperaba. El sentir que había aprovechado ese pequeño rato con una actividad que me entusiasma me hizo estar con una sensación muy agradable el resto del día.
¡¡Feliz 2013!!
+
Podrás encontrar Los crímenes de la calle Morgue en Amazon