El año que viene se cumplen 500 años de la muerte de Hieronimus el Bosco, o el Bosch. En la página del Museo del Prado de Madrid ya anuncian la exposición con que van a homenajear tan particular pintor. Hijo, nieto y hermano de pintores, siempre me ha llamado la atención que los críticos destaquen que en su época (finales del siglo XV y principios del XVI), mientras en Italia aprendían perspectiva, él seguía anclado en la técnica medieval característica de Flandes. Y, sin embargo, desde mi punto de vista, el retrato que el Bosco nos ofrece de su sociedad muestra una singular “perspectiva” psicológica y social.
La barca de los locos, El carro de heno, y sin duda, El Jardín de las Delicias son buena prueba de esa visión del mundo. Todos ellos son cuadros que merecen mucho más que un breve comentario. Pero he escogido La extracción de la piedra de la locura porque me resulta dramáticamente moderno.
Un paciente, que se reconoce tonto, o loco, en el lema que rodea la pintura circular, pide que le extraigan aquella parte del cerebro que le hace irracional, la piedra de la locura. Era una vieja creencia medieval (y posterior) que ha llevado a terribles lobotomías que a menudo terminaron en muerte del paciente. En este caso, el cirujano es un loco, como lo demuestra el embudo invertido que porta en la cabeza. El pobre paciente nos mira resignado mientras es engañado por un loco que dice saber. Una monja ignorante y un monje borrachín observan la escena. No es extraño que el Bosco criticara severamente a los miembros de la Iglesia en un momento en el que era una institución en decadencia, y en un lugar en el que estaba a punto de explotar la Reforma.
Se sabe además que es un fraude, según los estudiosos de la simbología del pintor, porque la bolsa del dinero del incauto paciente está atravesada por un puñal.
¡Cuántos locos sabihondos nos intentan convencer de que saben! Saben cuál es el mal de la sociedad, el problema de cada cual y su solución; saben qué hay que comer, con qué tienes que soñar, cuánto tienes que caminar y a qué ritmo, qué tienes que estudiar, cuándo, cómo, en qué libro. Tratan de arrancarte la “piedra de la locura” y mientras te arrebatan lo que lleves en la bolsa. Curiosamente, la supuesta parte maligna de tu mente es un tulipán, una flor que representa la belleza natural.
Preciosa metáfora que me lleva a predicar el escepticismo para proteger esas flores que todos tenemos en nuestras mentes.