Nicolas de Staël nació en el seno de una familia de la aristocracia rusa pocos años antes de la Revolución Bolchevique. Poco conoció de su San Petersburgo natal, pues tras la caída de Nicolás II tuvieron que refugiarse en Europa, huyendo del régimen comunista y sus desmanes. Tras la muerte de sus padres en 1922, él y sus hermanas fueron criados en Bruselas por una familia rusa.
Allí se formó y comenzó sus estudios de decoración y diseño en la Académie Royale des Beaux-Arts, y de arquitectura en la Académie de Saint Gilles. Sin embargo, el camino hacia su propio lenguaje artístico lo halló poco después durante un viaje a Marruecos. Él mismo reconoce esa estancia como decisiva en varias cartas y documentos de la época.
En 1938, se instala en París con la firme convicción de convertirse en pintor, destacando rápidamente como artista empírico e inclinado hacia el misticismo. La abstracción fue el trampolín que le permitió experimentar con el color y la luz y las sinestesias musicales al modo de su compatriota Kandinsky. De hecho, muchos de sus cuadros encuentran la inspiración en composiciones de Bach, Mozart o Bartok.
Por aquel entonces ya había recorrido Argelia e Italia junto a su compañera, también pintora, Jeannine Guillou. Ambos se trasladan a Niza en plena II Guerra Mundial y entran en contacto con Sonia Delaunay, Alberto Magnelli y Henri Goetz cuya influencia estilística se deja intuir en sus primeras Composiciones. En ellas dominan los ritmos lineales con connotaciones cubistas al estilo Braque —uno de sus iconos artísticos— y los planos asimétricos.
A comienzos de los 50, en pleno auge de los informalismos, Staël abandona la abstracción, recuperando el estilo figurativo y una paleta mucho más luminosa. Atrás quedan los ocres, marrones, grises y negros; las capas espesas y las brochas. Persiste el minimalismo a la hora de construir paisajes tangibles a base de líneas rectas, formas básicas y tonos brillantes. Y la unidad pictórica. “No opongo pintura abstracta a pintura figurativa. Una pintura debe ser a la vez abstracta y figurativa. Abstracta en su condición de muro, figurativa en tanto que representación de un espacio”.
Durante esta vuelta a la pintura figurativa, el artista se interesa a menudo por el tema de la música, en particular el jazz y la música contemporánea. Sus colores vibrantes evocan la vivacidad de los sonidos y los ritmos, mientras que los tonos suaves reflejan armonías más sutiles. Sus últimas obras anuncian un desenlace trágico. Composiciones fantasmagóricas y oscuras reflejan una profunda melancolía e ideas y pensamientos inquietantes visibles a través de ventanas abiertas. En marzo de 1955, Nicolas de Staël se suicidó lanzándose desde la terraza de su estudio en Antibes. Tenía 41 años.
Del 23 de julio al 8 de noviembre de 2020, el Centre Pompidou Málaga presenta una retrospectiva de la obra de Nicolas de Staël (San Petersburgo, 1914-Antibes, 1955). La muestra, comisariada por Christian Briend, incide en cómo el pintor supo situar la dialéctica entre la figuración y la abstracción en el corazón de su trabajo. Se exhibe por primera vez el fondo completo del Centre Pompidou, compuesto por 25 obras, incluidas 9 pinturas y 16 obras en papel.
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El Centre Pompidou Málaga ha implementado una serie de medidas de obligado cumplimiento para garantizar la seguridad del público asistente y de su personal, de conformidad con la normativa de las autoridades sanitarias.
El equipo de Mediación ofrece visitas comentadas para descubrir de manera activa y sensible una selección de obras de la exposición.
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