El Museo de Arte Contemporáneo de Vigo acoge una exposición dedicada a Teresa Moro. La pintora, que ama conservar los objetos que pudieran haber pertenecido y/o ser utilizados por otro artista a quien admira, ha atesorado a lo largo de los años infinidad reliquias que no sólo exhibe en su estudio, también los inmortaliza en su obra. Se trata de artículos cotidianos cuya excepcionalidad reside en la emoción que siente la artista ante ellos. Es lo que ella denomina "efecto reliquia".
Este afán de Teresa Moro por rastrear, recolectar y archivar utensilios ajenos le viene de serie. Observadora por excelencia, desde muy joven se detiene a observar todo lo que le rodea, la inmensidad de objetos que abarrotan las ciudades de hoy donde la existencia humana transcurre entre el caos de esa miles de cosas. Es como si dispusiera de un imán interior para atraer, desde su curiosidad, los objetos que le emocionan, los útiles del día a día en los que percibe cierta carga simbólica.
Pero además, en los últimos años, advierte la responsabilidad de rescatar muchas de esas reliquias con el fin de perpetuar su existencia frente a la tendencia hacia la volatilidad de lo material. Un hecho que asocia al acto de pintar. “En estos tiempos de constante asedio de quienes cuestionan la pertinencia de dedicarse al arte —previne la artista madrileña— se ha hecho evidente la necesidad de una estrategia defensiva en torno a la pintura”. Ella, que considera que la profesión artística corre el riesgo de convertirse en un “acto heroico”, la reivindica mediante la búsqueda de reliquias.
De esta forma, recuperando este vínculo entre el objeto y su dueño, no sólo se fortalece el recuerdo, la huella de aquellos artistas a quienes pertenecieron. Esos objetos anteriormente usados por otros, concebidos como piezas de colección (así lo entiende Moro) y como protagonistas de su obra constituyen un acto de resistencia frente a la estandarización, un tributo a los maestros y una defensa de la creación como experiencia extraordinaria.
Teresa Moro. El efecto reliquia reúne buena parte de esos objetos que la pintora venera y que ha traslado a su obra, normalmente de pequeño formato sobre fondos neutros. El recorrido se organiza en cinco series: mirillas, postales, estudios, reliquias y camas, creando una narrativa paralela. La muestra, comisariada por Miguel Fernández-Cid y Pilar Souto, reproduce el proyecto de Moro como un traslado del ritual diario del estudio a la sala de exposición. E invita al público a compartir los secretos del culto a la pintura intercalando fotografías de archivo con dibujos y cuadros.
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