Art The Moment

Johannes Vermeer y los maestros del Siglo de Oro holandés visitan el Louvre

El Museo del Louvre presenta 'Vermeer y los maestros pintura de género'. Una exposición que enfrenta al genio de la luz con sus coetáneos y rompe con la leyenda de la 'Esfinge de Delft'.

Para los amantes de la aventura y las pasiones, la vida de Johannes Vermeer (1632-1675) tiene escasos guiños literarios. Más bien todo lo contrario. Lo poco que se conoce indica una existencia tranquila y aburguesada, consagrada principalmente al comercio (se cree que de arte y antigüedades) y al mantenimiento de su extensa prole. La escasa producción pictórica del gran maestro del barroco holandés no ha impedido que hoy sea reconocido como una de las figuras más significativas de la Historia del Arte.

Sin embargo, no fue el único artista que disfrutó de la descansada vida que otorga la prosperidad económica como la que gozaba la Holanda del siglo XVII. Un territorio donde la cultura, la modernidad, la tolerancia y el sosiego crecían al mismo ritmo que el progreso, el bienestar y las transacciones comerciales. En ese ambiente pulcro, el desarrollo de las artes fue casi una consecuencia lógica. Pintores menos célebres —Gerrit Dou, Pieter de Hooch, Caspar Netscher, Jan Steen, Gabriël Metsu o Gerard ter Borch—, pero igualmente impecables nacieron y vivieron la misma deliciosa calma que el de Delft, contribuyendo al florecimiento de la llamada pintura de género.

El Museo del Louvre organiza la más importante exposición desde hace casi siete décadas sobre el pintor y sus contemporáneos, Vermeer et les maîtres de la peinture de genre (Vermeer y los maestros de la pintura de género). Una muestra que enfrenta 12 lienzos del genio de la luz con una cincuentena de obras firmadas por algunos de sus coetáneos y echa así por tierra la leyenda sobre el carácter huraño del pintor de Delft.

Es cierto que Vermeer no fue un lobo solitario; que su pintura, además, recoge los mismos motivos (escasos y recurrentes) que la de sus colegas artistas; que exactamente igual que los de ellos, cada uno de sus lienzos traslada una escena doméstica de la sociedad acomodada de la época. Interiores serenos, costumbres burguesas, entretenimientos culturales como la música o la lectura; damas “ejemplares” vestidas con esmero y lujo… Todo ello siempre inmerso en escenas contenidas, carentes de emociones vulgares, delirios u ostentaciones accesorias. Sin embargo la obra de Johannes Vermeer excede las barreras de lo cotidiano y la intimidad de género. Y esta otra de las conclusiones que se extrae de este ejercicio comparado propuesto por el Louvre.

Y aunque la exposición rompa con el mito del genio solitario vermeeriano y muestre las virtudes retratistas Gerard Ter Borch, la exquisitez del detalle de Gerard Dou o las perspectivas magistrales de Pieter de Hooch, ninguno de ellos supera el misterio que emanan los lienzos de Vermeer. Su quietud, su pureza geométrica, los simbolismos y alegorías. Pero, sobre todo, el tratamiento de la luz. La luz virginal e inquietante que envuelve toda su obra.

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Vermeer y los maestros de la pintura de género.

Organizan: Museo del Louvre en colaboración con la National Gallery of Ireland y la National Gallery of Art de Washington.

Comisarios: Blaise Ducos, Adriaan E. Waiboer y Arthur K. Wheelock Jr.
Fechas: del 22 de febrero al 22 de mayo de 2017.