En 1969, Eduardo Chillida y el filósofo Martin Heidegger establecieron un diálogo artístico cuyos puntos clave se centraban en conceptos como el lugar, la presencia de las cosas, y la relación entre arte y ciencia. El resultado de esta colaboración se materializó en un libro de artista titulado El arte y el espacio.
Tomando como título y punto de referencia el libro mencionado y las conclusiones a las que llegaron filósofo y escultor, el Museo Guggenheim Bilbao presenta una ambiciosa exposición que ofrece una narración de la historia de la abstracción en las últimas seis décadas, así como una celebración del lugar y la arquitectura a través del arte. Se trata de un relato visual estructurado en seis capítulos que analizan las distintas maneras en que arte y espacio se yuxtaponen.
¿Cómo pudo convertirse el espacio, esa entidad invisible por definición, en el elemento principal del arte abstracto, en particular de la escultura? Es la primera cuestión que se plantea una muestra dirigida a explorar las conexiones entre la obra y las fuerzas que la estructuran (gravedad, luminosidad, equilibrio). Pero también las conversaciones silenciosas establecidas entre la creación y el pensamiento filosófico.
Aunque la investigación artística del espacio comienza con las vanguardias históricas en el periodo de entreguerras, la verdadera revolución en este campo tiene lugar tras la Segunda Guerra Mundial. Un período marcado por la heterogeneidad y la reflexión en torno a elementos del pasado. Pioneros del espacialismo, como Jorge Oteiza o Lucio Fontana, esbozan los primeros trazos del nuevo lenguaje de la abstracción escultórica.
Es a partir de los años noventa, cuando las propuestas artísticas se alían con la digitalización generalizada, que comienza a cuestionarse el concepto de “vacío” otorgándole significados ambiguos. Algunos de los artistas de ese periodo retoman la tradición de la abstracción —constructivista, neoconcreta, minimalista— sin dejar por ello que su práctica se incluyera en otras corrientes.
También la muestra indaga en la idea de “desplazamiento”, presente siempre en la noción de espacio asociada al movimiento. En este sentido, es especialmente significativa la obra de Ernesto Neto, Burbuja Blanca (White Bubble). Se trata de una pieza peculiar, recién donada al museo por el artista, presentada por primera vez al público en el marco de esta exposición.
Tras rastrear los “lugares inagotables” (e imposibles) de Cristina Iglesias y Richar Long, la exhibición finaliza con lo que Chillida llamaba “rumor de límites” en el contexto de la escultura. Muros que son igualmente un elemento fundamental del espacio. En la historia reciente, la obra de arte no solo ha tratado de disolver sus límites para hacerse ambiental, si no que ha buscado afirmarse en la cerrazón de un marco propio.
Varias obras de la colección propia del Museo Guggenheim Bilbao ocuparán diversos espacios, además de las salas de la segunda planta. En el Atrio y en una de las terrazas exteriores se instalarán dos grandes esculturas de Eduardo Chillida, Consejo al espacio V (1993) y Abrazo XI (1996), y algunas piezas de la obra de Sergio Prego como Secuencia de diedros, un dispositivo robótico concebido especialmente para el Guggenheim Bilbao en 2007.
El arte y el espacio rinde igualmente tributo a la inagotable capacidad del edificio de Frank Gehry para entablar diálogos únicos entre sus espacios y las obras fundamentales de las épocas moderna y contemporánea.
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El arte y el espacio. Fechas: 5 de diciembre de 2017 - 15 de abril de 2018. Comisario: Manuel Cirauqui
Galería de imágenes
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James Rosenquist Cápsula flamenco (Flamingo Capsule), 1970 Óleo sobre lienzo y Mylar aluminizado 290 x 701 cm Guggenheim Bilbao
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Jorge Oteiza Ensayo de desocupación de la esfera, 1958 Acero forjado 50 x 49 x 39 cm Guggenheim Bilbao
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Bruce Nauman Pasillo de luz verde (Green Light Corridor), 1970 Tablero y luz fluorescente verde 3 m x 12,2 m x 30,5 cm Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York, Panza Collection, Donación, 1992. 92.4171
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4
Marcius Galan Sección diagonal (Seção diagonal), 2008 Madera, cera para el suelo, filtros de luz y pintura sobre pared Dimesiones variables Inhotim Collection, Brasil
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Cristina Iglesias Sin título (Habitación de alabastro), 1993 Hierro y alabastro 3 partes. Dimensiones totales variables Guggenheim Bilbao
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Pierre Huyghe Guardián del tiempo (Timekeeper), 2002 Instalación de ubicación específica sobre pared Dimensiones variables Adrastus Collection
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7
Robert Gober Desagüe (Drain), 1989 Peltre y plomo 7,2 x 10,9 x 10,9 cm Collection S.M.A.K., Stedelijk Museum voor Actuele Kunst, Gante
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Isa Genzken Mirada (Blick), 1987 Estructura metálica, 13 piezas de cemento, una de ellas con un espejo 225 x 120 x 70 cm Collection FRAC Grand Large-Hauts-de-France, Dunkerque
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9
Damián Ortega Cosa cósmica (Cosmic Thing), 2002 Volkswagen Escarabajo de 1989, cables, barras entrelazadas y metacrilato Dimensiones variables Cortesía del artista y de kurimanzutto, Ciudad de México. Col. MOCA, Los Ángeles, adquirida con fondos donados por Eugenio López y the Jumex Fund for Contemporary Latin American Art © Damián Ortega Foto: Agostino Osio, cortesía de Pirelli HangarBicocca, Milan
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Eduardo Chillida Consejo al espacio V, 199 Acero 305 x 143 x 207 cm Museo Guggenheim Bilbao