Mitsuo Miura, Memorias Imaginadas. Palacio de Cristal. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Fotografía Joaquín Cortés-Román Lores.
Art The Moment

Memorias Imaginadas

Una instalación en la que las formas geométricas y los colores puros son los protagonistas indiscutibles.

La memoria, aquella facultad psíquica por la cual retenemos y recordamos el pasado, es absolutamente caprichosa. En "Memorias Imaginadas", una instalación realizada específicamente para el Palacio de Cristal del Retiro, Mitsuo Miura rescata todas aquellas experiencias vividas anteriormente en este espacio convirtiéndolas en una prueba sensorial en la que la pintura y la escultura más esquemática se entretejen con el espacio interior y exterior creando arquitecturas irreales libres y dispersas.

El Centro de Arte Nacional Reina Sofía presenta desde el pasado 14 de marzo y hasta el próximo 2 de septiembre de 2013 la exposición “Memorias Imaginadas”, una intervención en el Palacio de Cristal del Retiro que recoge las características más definitorias del trabajo del artista japonés residente en Madrid Mitsuo Miura –Iwate, 1946-.

La obra de Mitsuo Miura deriva de sus raíces orientales. Sus piezas están a medio camino entre la escultura y la instalación, superando los medios y los soportes pictóricos tradicionales. Su postura artística es una actitud que lleva al espectador a una experiencia estética que se rinde ante la belleza de lo esencial, las formas puras y el carácter íntimo de sus piezas. Se ha acercado a los grandes movimientos artísticos de la segunda mitad del siglo XX como el land art, el arte povera, el arte conceptual, el expresionismo … aunque sin duda ha sido el minimalismo el que más huella ha dejado en su producción.

Las formas geométricas y los colores puros son los protagonistas indiscutibles. La instalación está compuesta por dieciocho objetos de madera en forma de discos de distintos tamaños y colores. Dispuestos algunos en el suelo y otros suspendidos del techo se correlacionan entre sí creando un nuevo espacio arquitectónico imaginario que el artista denomina “columna invisible”.

Pintadas cada una de un color suman un total de doce distintos con una luminosidad suave produciendo un efecto de bienestar y ligereza. La transparencia del espacio donde está instalada permite su cambio y transformación según los horarios y la incidencia del sol.

Todo este conjunto de columnas remiten directamente a los recuerdos dejados en el artista por las distintas exposiciones llevadas a cabo en este espacio anteriormente: “Quería tener un  depósito de todos esos recuerdos; se trataba de plasmar esa memoria, de recordar las  experiencias aquí vividas. Sin embargo, la memoria es algo difusa: cambia y se  reinventa, uno añade cosas al recuerdo. Por eso he elegido colores apagados y  desvaídos, no quería presentar algo evidente”.

Por otro lado Miura añade unas franjas intermitentes de color azul a lo largo de todo el zócalo del espacio como si fuera el esbozo de un dibujo de un plano no muy bien definido. Columnas y zócalos nos recuerdan así que la arquitectura no es más que una delimitación física de un espacio ya existente –marcas verticales y horizontales que establecen el alcance de una edificación-.

Desde el 14 de marzo hasta el 2 de septiembre de 2013.