Mário Pedrosa De la naturaleza afectiva de la forma.
Art The Moment

Mário Pedrosa y la naturaleza afectiva de la forma

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía aborda la figura del crítico de arte brasileño Mário Pedrosa a través de la muestra 'De la naturaleza afectiva de la forma'.

La del Reina Sofía no es una exposición al uso. Y es que el brasileño Mário Pedrosa (Pernambuco, 1900 – Río de Janeiro, 1981), aunque figura clave para entender el arte brasileño y latinoamericano de la segunda mitad del XX, no es un artista en sentido estricto. Sin embargo, en nuestro país no cuenta con el merecido reconocimiento. Deuda que la pinacoteca madrileña pretende aliviar con una muestra dedicada a la trayectoria intelectual de este gran pensador latinoamericano, uno de los más importantes del siglo pasado.

Activista político, crítico de arte e intelectual comprometido con el debate sobre el futuro de la sociedad, Pedrosa aborda el arte como “el ejercicio experimental de la libertad”. Y a partir de esta premisa que desarrolla su particular teoría acerca de la psicología de la forma, cómo el artista halla un determinado lenguaje para expresar sus sentimientos y cómo el espectador percibe y procesa tal información. Mário Pedrosa siempre entendió el arte como una necesidad vital de comunicación inherente a todo ser humano. De hecho, ya en su tesis doctoral, De la naturaleza afectiva de la forma en la obra de arte escrita en 1949, encara y resume su interés por conjugar forma y afecto.

El recorrido de la exposición comienza con los inicios del pensamiento crítico de Pedrosa, en la década de 1930, cuando expresa su afinidad con el arte de la grabadora alemana Käthe Kollwitz. Diez años después, encuentra un espíritu similar en los pintores brasileños Candido Portinari y Emiliano Di Cavalcanti, cuyos temas populares reflejan su interés por la cultura de masas.

Sin embargo, su entusiasmo por el realismo social decae a pasos agigantados tras observar la implacable represión artística en la URSS a manos del estalinismo. Es entonces cuando comienza a interesarse por la abstracción, la teoría de la Gestalt, las geometrías y la psicología de la imagen.

Con obras de Amilcar de Castro, Mary Vieira, Franz Weissmann, Iván Serpa, Jorge Oteiza, Waldemar Cordeiro, Cícero Dias y Hélio Oiticica, la siguiente sala se centra en el papel clave que jugó Mário Pedrosa en el desarrollo del arte abstracto brasileño tras la Segunda Guerra Mundial. Este interés por explorar las relaciones interpersonales a través de la geometría llevaría a la creación del movimiento neoconcreto en 1959 en Río de Janeiro, teorizado por su amigo, el poeta Ferreira Gullar.

A raíz de un experimento realizado en el Hospital Psiquiátrico Dom Pedro II bajo el liderazgo de la doctora Nise da Silveira, Pedrosa quedó fascinado con las obras de Raphael Domingues, Emygdio De Barros, creciendo su interés por la psicología visual. El arte virgem, según él, prueba definitiva de que todo ser humano puede comunicarse a través de la forma. Se puede contemplar parte de la obra de estos artistas justo antes de diseccionar la impronta crítica intrínseca en las caricaturas de Millôr Fernandes, los grabados de Livio Abramo y Oswaldo Goeldi y la película El paraguas rojo. Un film rodado en 1971 por la cineasta Lygia Pape que indaga en la relación entre lo popular y la vanguardia a través de una combinación de imagen, poesía y música.

Entre las 200 obras que forman parte de Mário Pedrosa. De la naturaleza afectiva de la forma se incluyen también pinturas, esculturas, móviles, grabados, fotografías y libros de creadores como Morandi, los brasileños Milton Dacosta y María Leontina, Alfredo Volpi, José Pancetti, Ismael Nery y Djanira.

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Mário Pedrosa. De la naturaleza afectiva de la forma. Museo Reina Sofía. c/ Santa Isabel, 52. 28012 Madrid. Del 28 de abril al 16 de octubre de 2017. Comisarios: Gabriel Pérez-Barreiro y Michelle Sommer.

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