Hace tiempo —no mucho— que los muros comenzaron a abandonar el terrible fin para el fueron concebidos. Hace tiempo —no en todos los lugares— que optaron por desligarse del odioso concepto bajo el que se construyeron. Lloraban de rabia, condenados al desprecio. Suplicaban libertad. Hasta que unos vándalos armados con pinceles y espráis de colores decidieron derribarlos pintando sobre ellos. Cazadores de historias en mares de cemento. Visionarios encapuchados, nocturnos y alevosos, los convirtieron en lienzos que narraban gritos, que estallaban granadas de mano en forma de color. Hubo quienes, incluso, dibujaron en el absurdo de esos armatostes el poder de la comunicación. Entonces los muros aprendieron a sonreír.
Como sonríen hoy las fachadas del espacio Tabacalera gracias al proyecto Muros. Una iniciativa nacida en 2014 con el fin de convertir el perímetro exterior del edificio en un espacio de arte urbano común y accesible a todos los paseantes. Tras éxito de la primera edición, durante el pasado mes de junio veinticinco nuevos artistas repintaron las paredes bajo el lema Naturalezas Urbanas. La ciudad contemporánea, a veces tan hostil, el modo de vida urbano y la sociedad que alberga son los temas que han inspirado a los artistas participantes.
Pese a tratarse de una disciplina en pañales, considerada marginal por ciertos sabuesos del arte contemporáneo, el arte urbano se abre camino. No sólo por su popularidad o su naturaleza reivindicativa y rebelde. También por la calidad de los trabajos. Un arma expresiva tan poderosa que incita a sospechar que algo se nos escurre entre los dedos. Cierto que, en ocasiones, la prisa inherente al estilo de vida actual impide reparar en el mensaje mural. Sin embargo, también consigue agitar conciencias. De eso se trata precisamente, de remover. Porque si la ciudad nos taladra la vida, también nos otorga el derecho a dinamitar su asfalto gris. Y sus muros.
Add Fuel, Alice Pasquini, Animalitoland, Antonyo Marest, Btoy, Casassola, Chincheta, Dadi Dreucol, Deno, Digo Diego, Doa Oa, Gola Hundun, Grip Face, J.M. Yes, Julieta XLF, Koctel, Laguna, Lelo, Lolo, Nano4814, Nuriatoll, Okuda, Rubén Sánchez, Tellas y Zosen. Ellos lo han hecho. Dinamitar. Pulverizar. Reconvertir, aunque sea de manera metafórica, el paisaje de la Glorieta de Embajadores y sus aledaños.
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