El Palacio de Lebrija de Sevilla acoge la exposición dedicada a los mitos de Rubens. Dos de las grandes obras mitológicas del pintor flamenco, Hércules en el jardín de las Hespérides y Deyanira tentada por la Furia, narran dos episodios de la historia del semidiós romano. Ambos lienzos proceden Musei Reali, Galleria Sabauda de Turín.
Las dos telas, de dimensiones prácticamente iguales, fueron hechas a modo de pendant, aunque la diferencia de proporciones entre los dos protagonistas, orientados hacia la derecha, hace pensar que fueron creadas para exponerse enfrentadas.
Se trata de una muestra patrocinada por la Fondazione Terzo Pilastro y realizada por Poema, Comediarting y Arthemisia, con el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla. Rubens: Hércules y Deyanira. Obras maestras de las colecciones italianas propone un diálogo entre las obras procedentes de Italia y los mosaicos y esculturas de la colección del palacio sevillano.
El Palacio de Lebrija data del siglo XVI, pero comienza a cobrar vida a principios del siglo XX. Es entonces cuando Regla Manjón Mergelina, Condesa de Lebrija, compra y la Casa Palacio familiar. Trece años tarda en restaurarla mientras va creando su propia colección de arte. Algunas de las antigüedades romanas que forman la misma encontraron en terrenos propiedad de la Condesa, pero en su mayoría proceden de las excavaciones de Itálica que en parte ella llevó a cabo.
Hércules en el jardín de las Hespérides se relaciona con el principal mosaico del palacio, en el que están representadas las aventuras amorosas de Zeus, padre de Hércules. Entre Deyanira tentada por la Furia y el Busto juvenil de Afrodita —copia del original de Fidias esculpida por su discípulo Agorácrito de Paros en el siglo V a.C.— se establece la segunda interrelación. Con este óleo dialoga también la escultura de mármol en la que Minerva aparece con la cabeza cubierta con un yelmo y el pecho adornado con la cabeza de Medusa ofrecida por Perseo.
Rubens (Siegen, Westfalia, 1577 - Amberes 1640) fue un erudito y un humanista apasionado de la cultura de la Antigüedad. De hecho, explica Cristina Carrillo de Albornoz —comisaria de la exposición—, la mitología clásica y la fuerza de sus relatos sobre las historias de los dioses y semidioses, fue una constante fuente de inspiración. Ya a los doce años, instalado con su familia en Amberes tras la muerte de su padre, comenzó a adentrarse en los talleres de destacados pintores de la época, incluido Otto van de Veen. Fue en Italia donde se sumerge de lleno en la mitología clásica.
Primero en Venecia y después en Mantua, como pintor de la corte, Florencia, Génova y Roma, Rubens fue tomando y experimentando con las técnicas que caracterizan su obra. La carnalidad, sensualidad y exageración en los volúmenes femeninos y masculinos son fruto de una combinación extraordinaria del color, el movimiento, la exuberancia y la fuerza (en diagonal o en espiral) de sus composiciones.
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