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Los diez picassos del Kunstmuseum Basel

Diez obras excepcionales de Picasso, procedentes del Kunstmuseum Basel, recorren su trayectoria artística en la galería central del Prado.

El cierre temporal por obras del Museo de Arte de Basilea (Kunstmuseum Basel), el primer museo público municipal del mundo, ha caído como agua de mayo sobre las mayores pinacotecas madrileñas. Además de la irrepetible muestra de arte moderno que acoge el Reina Sofía, el Museo del Prado recibe diez de los picassos más representativos de la trayectoria artística del pintor malagueño, pertenecientes a la prestigiosa institución suiza. Fechados entre 1906 (su período ibérico, previo a las investigaciones cubistas) y 1967 (la etapa más radical y melancólica), este conjunto compone una pequeña pero apasionante retrospectiva de Picasso que se puede contemplar en compañía de algunas de las obras maestras del Prado. Este es precisamente uno de los grandes atractivos de la exposición: la confrontación de Picasso con los viejos maestros.

El salón central del Museo del Prado —institución que un Picasso en plena madurez creativa dirigió durante la Guerra Civil española— se viste de gala para albergar una antología única que abarca todos y cada uno de los periodos artísticos del pintor: desde sus períodos azul y rosa, su incursión en el cubismo sintético, su retorno al neoclasicismo en esa etapa que Eugenio d’Ors denominó  Cuaresma cubista y Pascua clásica, hasta su experiencia durante la guerra o los experimentos expresionistas del final de su vida.

Abre la muestra el cuadro Los dos hermanos. Obra que, en palabras de Francisco Calvo Serraller, asimila las lecciones primitivistas de la escultura ibérica y el románico catalán, pero también el linealismo aplanado de Ingres y la simplicidad arcádica del ideal clasicista mediterráneo. Y que, por otro lado y junto a  Hombre, mujer y niño, marca el inicio de la radical transformación que le lleva a indagar sobre los fundamentos del cubismo. Transición que se produce con el magnífico bodegón Panes y frutero con frutas sobre una mesa, cuyas líneas geométricas alargadas y planas, dibujadas en tonos ocres lo sitúan a las puertas del nuevo movimiento. El aficionado y Mujer con guitarra representan la plenitud cubista picassiana, mientras que Arlequín sentado o el pintor Jacinto Salvadó (1923) es el bello ejemplo de su “retorno al orden neoclásico.

La exposición termina con otras tres obras clave: Muchachas a la orilla del Sena, según Courbet (1950), un tributo al erotismo del pintor realista francés Gustave Courbet; Venus y Amor —una de las grandes reinterpretaciones picassianas de las obras maestras de clásicos como Rembrandt, Velázquez o Delacroix— y La pareja, ambas de 1967.

Como complemento de la exposición se ha editado un catálogo compuesto por dos ensayos, uno de Francisco Calvo Serraller, Una excursión hispano-suiza de pablo Picasso, y otro de Nina Zimmer, directora adjunta del Kunstmuseum Basel.

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Diez picassos del Kunstmuseum Basel.
Museo del Prado. Madrid. Galería Central. Edificio Villanueva.
Desde el 18 de marzo hasta el 14 de septiembre.

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