Desde el 3 de diciembre de 2020 hasta el 11 de abril de 2021, el Centre Pompidou Málaga exhibe la colectiva Dar la cara. El retrato incierto. Fotografía y vídeo 1972-2011. La muestra, comisariada por Florian Ebner y Marcella Lista, recorre este género artístico, explorando la evolución, las variaciones y las técnicas empleadas en la historia reciente del vídeo y la fotografía.
120 imágenes y 9 piezas de vídeo de veintiséis artistas —entre ellos, Thomas Ruff; Gilbert & George, Cindy Sherman o Suzanne Lafont— conforman esta exposición construida en torno a siete secciones temáticas, cuyo foco se concentra en el retrato fotográfico y su evolución durante las últimas cinco décadas. Cuenta también con el trabajo de investigación iniciado por el fotógrafo libanés cofundador del Arab Image Foundation, Akram Zaatari: El proyecto Madani, en el que Zaatari recupera y reúne 117 fotografías tomadas entre 1950 y 1970 por Hashem El Madani (1928-2017) en el barrio de Sidón (Líbano).
Ese “dar la cara” que comparten las distintas prácticas de los artistas reunidos en la muestra, se convierte en un espacio de libertad entre el yo y el otro, o el yo como otro.
El título de la exposición se inspira en un texto de 1993, publicado en la revista La Recherche photographique. En Dévisager (Dar la cara), el historiador de fotografía Alain Rouillé expresa su opinión con respecto al retrato fotográfico cuando se cumplían los 150 años de su invención. “Trabas corporales, banalización y desvelamiento, detallismo, precisión y excesivo mecanicismo. Estas son apenas algunas de las violencias, de las pródigas y discretas vejaciones, de las brutalidades simbólicas mediante las cuales la fotografía vulnera lo humano y desacierta el rostro para quedarse con la espuma: una máscara”, escribía Rouillé sorprendiendo a expertos aficionados con su transgresora postura.
Ese mismo año, el alemán Wolfgang Tillmans (Remscheid, 1968) sabotea el concepto tradicional de la belleza y la identidad con la imagen de Suzanne & Lutz, convirtiéndose en el icono de la década. Partiendo del juego de palabras de Rouillé y la foto de Tillmans, la exposición explora el reflejo del rostro como gesto crítico e incide en la manera en que, desde los años 70, muchos artistas han cuestionado el retrato como lugar amable de encuentro con el” yo”, el espejo donde se refleja la imagen verdadera.
“La obra de Akram Zaatari, que cierra la exposición, ilustra con sutil poesía esta profunda transición epistemológica. Alejada de la crítica al retrato de estudio (de Rouillé), rinde homenaje a la cultura de los retratistas profesionales, que todavía en el siglo XX eran capaces de abrir espacios insospechados de emancipación”, explican Lista y Ebner.
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