En el año 2004, Aitor Ortiz se adentró entre las rocas compactas y el negro intenso que dan forma y color al frío corazón de las canteras de Markina (Vizcaya). La belleza natural del mármol oscuro y brillante se convierte así en el escenario de unos muros en los que el fotógrafo construye espacios abiertos, imaginados e imaginarios para jugar con la luz; una luz potente, pura y blanca que se inserta entre la tosca masa de piedra e ilumina los huecos excavados en ella; lugares inexistentes inundados por una claridad tan ficticia como deslumbrante. Nunca vemos su interior, sólo el resplandor sobrenatural que exhalan. “Juego con la luminosidad de los espacios —dice el artista—, con la ambigüedad provocada a veces por esa fluctuación de las luces y los muros que no sabes si profundizan, si van o vienen”.
Así nace la serie Muros de luz, un trabajo que el artista desarrolló entre los años 2004 y 2006. Aitor Ortiz utiliza la fotografía como medio para investigar el espacio, los volúmenes escultóricos y la arquitectura; mediante la fusión de elementos y materiales crea espacios irreales en los que predominan las líneas rectas, los ángulos abruptos, las formas ortogonales y sublimes contrastes de luces y sombras. Una de las obras de esta serie, Muros de Luz 011, abre el cuarto ciclo que el Guggenheim de Bilbao dedica a sus Laboratorios. En esta edición —que se desarrollará entre el 13 de septiembre y el 13 de noviembre de 2011— se expone por primera vez la espectacular obra de casi cuatro metros de largo conservada en el Museo desde su adquisición en 2008.
Junto a los Muros de luz 011 se presentan otras tres obras de Aitor Ortiz realizadas en diferentes etapas de su trayectoria artística. Con Destructuras 049 (1995) el fotógrafo aborda el fenómeno arquitectónico desde el punto de vista de la representación empleando como fondo un edificio deshabitado. En Modular Mod 015-016 (2002) une la perspectiva real y la ficticia mediante el montaje de imágenes sobre una estructura que hace bascular el plano fotográfico en todas las direcciones, cuestionando así la percepción del espectador. Finalmente, en Amorfosis 001 (2009) explora la relación entre fotografía, espacio y percepción. A estas cuatro piezas se suman documentación, publicaciones, bocetos de proyectos acabados e inacabados del artista, así como un documental audiovisual en el que se muestra cómo trabaja Aitor Ortiz, los espacios fotografiados y la materia empleada.
Laboratorios: miradas en torno a la Colección Permanente surge en 2007, con motivo del décimo aniversario del Museo. Desde entonces el Guggenheim Bilbao presenta estos ciclos de exposiciones con el fin de ofrecer al público la oportunidad de profundizar en el conocimiento de algunas obras de la Colección, acercándoles al proceso creativo de cada artista, a sus referencias culturales o intelectuales, a los materiales de sus trabajos y al discurso que contienen.
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