Leía hace unos meses en el New York Times que la carrera de Joel Meyerowitz es una pequeña historia de la fotografía callejera. Ahora espera un segundo, ¿es esto mágico? ¿O todo se ha arreglado cuidadosamente con actores, iluminación y efectos especiales? Ninguna de las dos cosas. Es simplemente una imagen tomada por Joel Meyerowitz en Nueva York un día cualquiera de 1975. Así describía Teju Cole la fotografía que ilustra el texto: un recorrido por la evolución artística del fotógrafo urbano que renovó el legado de Robert Frank y Cartier-Bresson.
Antes de inmortalizar Nueva York el fotógrafo del Bronx también había diseccionado la vida, el espacio, el ambiente, el color, “el genio” de ciudades tan diversas como Londres o Madrid.
Joel Meyerowitz (Nueva York, 6 de marzo de 1938) se introdujo en la fotografía en 1962, casi por casualidad. El entonces diseñador gráfico de la agencia publicitaria neoyorquina donde trabajaba, recibió un encargo excepcional: supervisar una sesión fotográfica para un proyecto comercial. Fue allí donde conoció a Robert Frank. Aún no había visto sus instantáneas y ya le había impresionado su manera de moverse, de buscar el momento mucho más allá de la mirada profesional.
En 1966, Meyerowitz y su esposa Vivian partieron hacia Europa. Tras desembarcar en Londres y viajar por las islas británicas, pasaron a Francia. De ahí al norte de España (País vasco, Cantabria, Asturias) hasta que llegaron a Málaga, pasando por Madrid. Inspirado primero en la imagen poética de Robert Frank y más tarde en el ímpetu de Garry Winogrand, Meyerowitz se sumerge en los contrastes de una sociedad compleja, marcada por el gris de la dictadura franquista y el poder cromático del sur. Porque es fotógrafo neoyorquino uno de los primeros artistas que reivindica la potencia del color frente al monocromo imperante. Es la tonalidad la que define su propio lenguaje artístico.
El centro de arte Bombas Gens de Valencia acoge una representativa muestra del trabajo de Meyerowitz en la ciudad que “le convirtió en fotógrafo”. La exposición Hacia la luz de Joel Meyerowitz incluye 98 fotografías de la colección Per Amor a l‘Art tomadas en Málaga entre 1966 y 1967. Allí convivió con los Escalona, una de las familias flamencas de mayor renombre en la ciudad. La exposición incluye imágenes en blanco y negro y color, así como una pequeña muestra de las realizadas en casa de los Escalona. Se trata de un trabajo único, un importante corpus documental de la España de los años sesenta: la vida en las calles, el ambiente rural, el genio gitano, el poder de la iglesia.
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Hacia la luz. Joel Meyerowitz. Bombas Gens Centre d’Art. Hasta el 20 de enero de 2019. Comisarios: Nuria Enguita, Miguel López-Remiro y Vicente Todolí.
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