Bodegón con cuatro racimos de uvas, Fernández el Labrador.
Art The Moment

Fernández el Labrador

Uno de los pocos artistas españoles conocido fuera de la Península en el siglo XVII. Hasta el próximo 16 de junio de 2013.

El Museo Nacional del Prado expone hasta el próximo 16 de junio de 2013 "Juan Fernández el Labrador. Naturalezas muertas", una muestra en la que se ve la evolución del artista, desde sus primeras obras con racimos de uvas como única representación hasta sus últimas pinturas en las que las combina con otros elementos.

Son los racimos de uvas el objeto de representación primordial en el género de las naturalezas muertas, incluso ya desde su origen a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Demostraban así su valía y  maestría en la captación de calidades, estructuras y maduración. Además rememoraban un tiempo remoto reivindicando la superioridad de la pintura. Según los textos clásicos, el pintor griego Zeuxis de Hereclea -siglo V a.C.- realizó con tanta fidelidad las uvas que dicen que los pájaros acudían engañados a picotear el cuadro en el que había pintado estas frutas.

De Juan Fernández el Labrador tan sólo se conocen documentados los 7 primeros años de la década de 1630. Se le conocía como el Labrador por su origen humilde y campesino y se supone que nació en Extrtemadura. Fue criado de un imprtante noble italiano Giovanni Battista Crescenzi, uno de los promotores de las naturalezas muertas. Todo indica que ejerció una gran influencia en el Labrador respecto a la representación  de frutas. En esa época era un género muy demandado en la corte madrileña y en Europa. Su estilo, sencillo, debió causar gran impresión por el contraste con las típicas representaciones barroquizantes  del momento.

Destacó por la forma tan personal para representar flores y frutas, y en especial uvas, elemento central de sus cuadros. Bodegones naturalistas con encuadres desconcertantes en los que la violenta iluminación y la visión tan cercana de las frutas les otorgan un detallismo extremo. Sus obras, sobre todo los racimos de uvas suspendidos en el aire sin ninguna otra referencia, son de una estética cercana  a los planteamientos propios del arte contemporáneo. Su trabajo supuso una aportación singular para la época.

Entre sus clientes estaba el embajador británico sir Arthur Hopton o la reina de Francia Ana de Austria. Fue uno de los pocos artistas españoles conocido fuera de la Península en el siglo XVII.

Del 12 de marzo al 16 de junio de 2013.