Bisa Butler no da puntada sin hilo. Parece una frase hecha, pero en este caso se trata de una realidad incontestable: Bisa Butler cose. Y lo hace desde niña, tal y como le enseñaron su madre y su abuela. Ambas bordaban a diario ropa y objetos decorativos para el hogar. Ella hoy dibuja con lanas, sedas, hilos y fibras de todo tipo sobre materiales textiles comunes. Sus retratos de y en tela narran la historia de la comunidad afroamericana, representan la intensidad de su esencia, el legado, el colorido y el aroma de una tierra lejana: la de sus ancestros.
Formada como pintora en la Universidad Howard de Washington, Bisa Butler cambió el enfoque de su producción artística tras coser su primer edredón mientras obtenía una maestría en educación artística en la Universidad Estatal de Montclair en Nueva Jersey. Fue ese primer trabajo un homenaje a sus abuelos, Francis y Violette. Más tarde, las telas le ofrecieron la posibilidad de dedicarse a la creación artística durante el embarazo y después del nacimiento de sus hijos, sin preocuparse de la toxicidad de los óleos, los barnices y los disolventes.
El proceso artístico de Butler requiere mucho tiempo y dedicación. Completar cada uno de sus edredones le ocupa entre 200 y 400 horas. Su producción participa de la tradición del quilt y los acolchados africanos. Aunque las piezas finales de Butler son exclusivamente de tela, sus métodos pueden considerarse interdisciplinares. Siempre parte de una fotografía tomada por ella misma. Una vez escogida la imagen, aísla luces y sombras y las traslada a una especie de collage textil formado por diferentes capas de tela. Usa los tejidos de la misma forma que un pintor elabora su paleta de colores y pigmentos. Agregando detalles y texturas, dibuja con hilos y fibras cada figura de manera individual antes de unirlas todas como fase final del proceso. El resultado es de una belleza cromática extraordinaria.
Los retratos textiles de Butler evocan el origen de la historia negra y su legado artístico; nos hablan de la diáspora africana, de su compromiso con la familia (omnipresente en toda su obra), la comunidad, la migración; capturan la naturaleza íntima de las personas bordadas en ellos. Para ello emplea estampados populares de África occidental, muchos originarios de Ghana (la tierra natal de su padre).
Bisa Butler: Portraits es la primera exposición individual en el Art Institute of Chicago dedicada a la artista estadounidense. Incluye más de 20 retratos. Entre ellos The Safety Patrol, recientemente adquirido por el museo. En este mural sobre algodón, Butler juega con las convenciones y expectativas artísticas. Siete niños de diferentes edades, cada uno de ellos vestido con ropa estampada y de colores brillantes, sobre un fondo floral en gris y blanco representan una visión imaginativa de la compleja y variada vida de los jóvenes y niños negros en Norteamérica.
Su discurso creativo refleja la fragilidad de una cultura en riesgo y reivindica la necesidad de rescatar la historia afroamericana y aborda temas polémicos como el racismo, la libertad, la justicia o el papel de la mujer negra en la sociedad. Buen ejemplo es la tela Sé por qué canta el pájaro enjaulado (I Know Why the Caged Bird Sings), titulada así en honor a la escritora y activista Maya Angelou e inspirada en una fotografía de archivo en la que aparecen cuatro estudiantes universitarias afroamericanas ante un edificio del campus de la Universidad de Atlanta en 1899.
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