Cuando un artista no necesita presentación, invadir su intimidad es una de las pocas opciones que nos quedan para reinterpretar su obra. Eso ocurre con Pierre-Auguste Renoir, uno de los maestros de todos los tiempos. Dicho así, puede resultar atrevido. Pero cuando un museo como el Thyssen-Bornemisza nos abre las puertas de la magia, el exceso está más que justificado. La pinacoteca madrileña presenta Renoir: intimidad. La primera retrospectiva dedicada al pintor impresionista que incide en su faceta más táctil y sensual.
Si a los impresionistas les gustaba mostrar a sus modelos en una atmósfera privada, íntima, Renoir convirtió tales motivos en la esencia de su imaginario artístico. Y es que nadie como el maestro francés ha sabido trasladar al lienzo las texturas y volúmenes ofreciendo al espectador algo semejante al contacto físico. Efectivamente, ese trabajado descuido que impregna gran parte de sus retratos y escenas de grupo transmiten una sensación táctil que escapa del cuadro, roza al espectador como si fuera parte de la pintura. En su obra, naturalidad y frescura conspiran con la luz para lograr ese efecto de proximidad tan sensual como soberbio. Porque Pierre-Auguste Renoir miraba las flores, las mujeres, las nubes como otros tocan y acarician, escribía sobre su padre el cineasta Jean Renoir.
Otros detalles que aluden a sensaciones palpables son las cabelleras enredadas entre las manos. O los perros en brazos de figuras femeninas, los paños que cubren un pecho o envuelven los muslos. Una labor de costura, unas madejas de lana o la espesura de un jardín.
Renoir: intimidad reúne setenta y siete obras que destacan el papel del tacto en la obra del pintor. Y cómo se servía de dichas sensaciones físicas para plasmar la intimidad en todas sus formas: amistosa, familiar, erótica. Incluso en sus paisajes se puede apreciar el alcance de esas notas. Renoir tejía un tapiz multicolor donde la brisa trasciende, nos sopla en la cara; como el sol o la hierba acarician nuestro cuerpo. Y eso que no cultivó el paisajismo con el mismo ahínco que la figura humana. La naturaleza lleva al artista a la soledad; yo prefiero vivir entre los hombres, afirmaba. Tal vez por ello el contacto físico y visual tan tangible en su obra es la esencia de la misma. Y de su autor.
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Título: Renoir: intimidad
Organizador: Museo Thyssen-Bornemisza con el mecenazgo de: Japan Tobacco International (JTI)
Fechas: Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza, del 18 de octubre de 2016 al 22 de enero de 2017. Bilbao, Museo de Bellas Artes, del 7 de febrero al 15 de mayo de 2017.
Comisario: Guillermo Solana, director artístico Museo Thyssen-Bornemisza. Comisaria técnica: Paula Luengo, conservadora de Exposiciones del Museo Thyssen-Bornemisza
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