El artista Damià Díaz presenta El Camino de la mirada, su exposición individual en el Palacio Nacional da Ajuda de Lisboa. Se trata de la primera vez que un español es
invitado a este bello espacio de la capital portuguesa. Damià ha producido para esta exposición, incluida en el marco de la bienal Mostra Espanha 2019, siete esculturas y dos obras en realidad aumentada que recorren ocho salas del Palacio. La muestra finaliza en la sala de la Capela con una selección de pequeñas esculturas y dibujos que muestran su proceso creativo. Con el uso de las nuevas tecnologías el artista interviene en espacios singulares, transformando ambientes para que el espectador pueda interactuar con la obra.
Damià Díaz (Alicante 1966) no es un creador estático que encuentra la inspiración en la observación de la materia inerte. Al contrario. Su imaginario procede del movimiento, de la experiencia personal que, como un viaje todavía inacabado, le conduce a lugares inciertos. Ha ido y ha regresado del vacío, del desasosiego, de los recuerdos y el silencio. Ha investigado sobre materiales tan diversos como el hierro, el aluminio, la resina, los policarbonatos, el cristal. Su curiosidad insaciable le ha llevado a defender la búsqueda creativa como una necesidad de introspección y exteriorización a un tiempo y la vivencia como lo decisivo, lo determinante en una obra de arte. Díaz concibe la creación como el fruto de la experimentación, no un jeroglífico que haya que descifrar.
No hay más que repasar su formación y trayectoria artística para comprobar el sinuoso camino recorrido. El viaje por las artes prácticas comienza para Damià con el dibujo y el grabado calcográfico. Ya en la École de La Cambre de Bruselas investiga la práctica transdisciplinar, el vídeo, la instalación y la intervención y mantiene los primeros escarceos con la arquitectura y los site specific projects. Tras estas experiencias acude a la llamada de la tridimensionalidad y el movimiento. Todo ello con la figura humana siempre como hilo conductor.
En El Camino de la mirada, el escultor propone un diálogo entre el mundo neoclásico del palacio y la sociedad actual. Se trata de una mirada al pasado, desde la visión de un artista que observa constantemente la relación entre el ser humano y todo lo que le rodea; desde su interés por la persona y sus estados dominantes: falta de libertad, desarraigo, abandono, desorientación o la identidad incierta. Su obra mantiene una relación permanente entre las obsesiones del artista, el arte, el espacio y el observador.
El director del Palacio da Ajuda, José Alberto Ribeiro, ha apostado por la obra de Damià Díaz “por su capacidad para intervenir el espacio creando un diálogo entre el arte contemporáneo y el patrimonio artístico”. La colección de artes decorativas que alberga el palacio lisboeta es una de las más ricas e interesantes de Portugal, compuesta por tapicerías, porcelanas, pinturas, esculturas, mobiliario y objetos de uso cotidiano.
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