Seis mujeres son las protagonistas de la exposición que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo dedica al arte textil: Hellen Ascoli, Paola Besana, Ulla von Brandenburg, Sheila Hicks, Belén Rodríguez y Pae White. Cada una de ellas ha explorado las formas de expresión ligadas al proceso textil e hilado una trama artística diversa muy vinculada a su lugar de origen.
Textiles instalativos. Del medio al lugar entabla un diálogo entre las obras escogidas y los espacios del CAAC (que fue un antiguo monasterio cartujo). Comisariada por Juan Antonio Álvarez Reyes, la muestra se compone de once obras de gran tamaño, dominadas por el color y la abstracción.
El recorrido expositivo comienza en la Capilla de Afuera con una instalación de la norteamericana Pae White. Nacida en Pasadena (California), en 1963, la artista vincula su proceso creativo a la permanencia de lo cotidiano, lo lúdico y los procesos artesanales. Su predilección por la estética minimalista le lleva a crear escenas despejadas que juegan, sin embargo, con las expectativas del espectador. Para el CAAC ha diseñado una estructura relacionada con la comida rápida (elemento recurrente en su obra). Los Träbäjos alude a los perritos calientes, estableciendo un nexo entre el espacio que hace siglos fue el único en el que estaba permitida la presencia de personas ajenas a la regla monástica y la nutrición, puesto que en esta zona es donde se daba comida a los menesterosos.
Ya en la iglesia contemplaremos el despliegue cromático de Ulla von Brandenbur. Ella, que nació en Alemania (1974) y vive en París, sintoniza su obra con la tradición teatral y la escenografía. El color forma parte fundamental de su idiosincrasia artística que, además, enlaza con la iconografía brasileña de los 60, la revolución industrial y la historia de la tecnología. La pieza Das Was Ist (Lo que es) consta de una serie consecutiva de telas pintadas con una abertura circular en cada una de ellas, evoca el diafragma de las cámaras fotográficas e invita al espectador a experimentar con la perspectiva y los puntos de visita.
Con Sheila Hicks (Nebraska, 1934) nos situamos en una sala muy vinculada a la expansión colonial europea en América. Dos grandes instalaciones y una pieza reciente de menor escala muestran el dominio de la artista respecto a las tradiciones textiles. La obra Apprentissages de la Victoire, compuesta por voluminosas masas de cordones de de fibra de coco y lana hilada a mano, presenta una columna en la que el peso de su verticalidad ontrasta con la sensación de fluidez de los materiales. La Sentinelle de Safran, un montículo de fardos almohadillados de hilo pigmentado en tonos intensos amarillos, rojos y naranjas, se desata todo el poder cromático de Hicks.
La vallisoletana Belén Rodríguez (1981) presenta una pieza especialmente creada para la sala del Refectorio. Nueve autopensantes parte de la idea de la “escalera de Jacob”, esa que une el cielo y la tierra. La obra emula la escalera mediante unas tablillas que suben y bajan por las que los ángeles tienen acceso a ambos mundos. Cada autopensante representa un microcosmos; unidos por tres telas continuas se convierten en una estructura flexible y laberíntica. Ella, que trabaja entre Madrid y Viena, tiene predilección por las formas indefinidas, enigmáticas, y por la escultura.
Hellen Asoli centra sus creaciones en las tradiciones de Guatemala (su país natal) y la artesanía de las tejedoras guatemaltecas. Las dos obras expuestas en el CAAC, A veces el cielo se abre y Donde el cambio es la única constante, se elaboran conforme a una práctica prehispánica autóctona. Aluden a un poema de la artista, Letanía al volcán, inspirado en el paisaje inestable su tierra que condiciona su forma de ver el mundo.
Paola Besana, artista italiana fallecida el pasado mes de junio, empezó a tejer en 1958. Una década después, en el Studio di Tessitura Paola Besana (Milán) se inicia en la investigación del diseño y las estructuras textiles. “Me interesa mucho el aspecto tridimensional que ofrece el tejido”, aseguraba. “Para mí, la tela puede convertirse en un objeto tridimensional y puede abrirse en el espacio y convertirse en escultura”. Tal es la idea que subyace en la pieza Ombre, mientras que en Tres entidades muestra la doble naturaleza de la tela y el poder de la técnica a la hora de producir formas emocionales abstractas.
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