Rebelde, inquieto, audaz y genial. Amaba la música y la literatura y le fascinaba viajar. Londres, Bruselas, Amberes, Nantes y España de norte a sur constituyeron su hogar a lo largo de los escasos 55 años que anduvo trasteando entre nosotros. Pintaba deprisa y sin bocetos, captando la más mínima variación del paisaje y, como dijo de él Azorín, la profunda, dulce y graciosa ingenuidad de su pintura hacía gozar no sólo a la vista, sino también al espíritu.
Pero como la mayoría de los impresionistas, el artista asturiano Darío de Regoyos tampoco se libró de la descalificación de los sectores más encorsetados de la época, acérrimos defensores de los cánones académicos, quienes llegaron a acusarle de “artista vulgar y sin genio”, aunque sí contaba con el apoyo y el reconocimiento de casi todos los grandes del 98 español: Azorín, Maeztu, Valle-Inclán, Baroja... Sin embargo poco le importó a de Regoyos la incomprensión de la crítica, permaneciendo fiel a los postulados impresionistas durante toda su vida artística.
Con motivo del centenario del fallecimiento de este gran pintor tan injustamente vilipendiado y principal representante del impresionismo español, el Museo Thyssen Bornemisza presenta una magnífica retrospectiva sobre su trayectoria artística, con un centenar de obras que nos muestran tanto sus diferentes formas de expresión e intereses temáticos como la evolución estética de toda su carrera.
La exposición se inicia con cinco retratos del artista y las obras de sus primeros años en Bruselas donde conoció a numerosos artistas europeos (Seurat, Signat, Pissarro) que le iniciaron en las teorías impresionistas, puntillistas y neoimpresionistas. Pero además, junto a los artistas belgas, de Regoyos también aprendió y practicó con maestría la técnica del grabado y la litografía, dejándonos numerosas muestras de estas artes.
Aunque recoge toda la trayectoria del pintor español —inicios, la España negra, divisionismo— el núcleo duro de la muestra se centra en la faceta impresionista del artista, dando buena cuenta de las novedades que aportó a la pintura de paisaje de la época y su enorme interés por la luz, el tratamiento del color y los efectos de ambos sobre el paisaje. Campo este predilecto de Darío de Regoyos y en el que concentró la mayor parte de su experimentación estética convirtiendo sus paisajes en uno de los episodios más innovadores del panorama artístico español del momento.
Producida por el Museo de Bellas Artes de Bilbao con la colaboración del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Museo Carmen Thyssen de Málaga (a donde viajará posteriormente una versión reducida), actualiza la biografía del pintor y ofrece un profundo análisis sobre su aportación artística. Los tres museos han contribuido con piezas destacadas de sus respectivas colecciones, a las que se han sumado otras instituciones relevantes y numerosas colecciones privadas.
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FECHA
Del 18 de febrero al 1 de junio de 2014.
LUGAR
Sala de Exposiciones temporales del Museo Thyssen-Bornemisza. Sotano primero
HORARIO
De martes a dommingo de 10.00 a 19.00 h. Los sábados la exposición permanecerá abierta hasta las 21.00 h.
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