El Museo Nacional de Artes Decorativas acoge hasta el 24 de enero una exposición gratuita de belenismo. Belenismo. Patrimonio material e inmaterial reúne una minuciosa selección de piezas históricas y escenografías clásicas de belenes, todas ellas conservadas por la Asociación de Belenistas de Madrid. Fundada en 1945 con el propósito de recuperar y conservar la tradición del belén, la asociación celebra su 75 aniversario colaborando de forma activa en el desarrollo y montaje de la exposición, donde figuran las principales escuelas de belenistas de España.
La tradición belenista se remonta a San Francisco de Asís, atribuyéndose al santo el primer montaje simbólico para celebrar el nacimiento de Jesucristo en una cueva cercana a la ermita de Greccio en Italia. Era la Nochebuena del año 1223 y, según narra San Buenaventura de Bagnoregio, San Francisco celebró una misa usando un pesebre como altar. A partir de entonces se fue poco a poco popularizando esta escenografía navideña en el interior de las iglesias hasta consolidarse en Italia de manera definitiva hacia el siglo XIV. En España fue el rey de Carlos VII de Nápoles —Carlos III de España— quien promovió la tradición entre la aristocracia patria.
Los artesanos napolitanos elevaron el belén a la categoría de arte creando escenarios colosales en los que, a caballo entre las costumbres religiosas, lo cortesano, lo popular y lo sofisticado, se representaba el nacimiento de Cristo a lo grande. Los nobles encargaban sus nacimientos a escultores de prestigio como Francisco Salzillo (hijo del napolitano Nicolás Salzillo), Nicolás de Bussy o Antonio Dupar.
Posteriormente, las diferentes escuelas españolas han cultivado con delicadeza y maestría esta tradición. Algunas, conservando el esplendor y el fasto barroco importado de Nápoles; otras implantando en la escenografía navideña su propio estilo y particularidades. Destacan en nuestro país la escuela murciana, la de Olot, la granadina o la jerezana. El panorama belenista contemporáneo cuenta con figuras como el maestro de Toledo José Luís Mayo Lebrija, el murciano José Nicolás Almansa o los granadinos José Miranda y Jesús Jiménez.
La exposición destaca la influencia de la escuela catalana a través de su máximo representante, Doménec Talarn (1812-1902) y Bartomeu Marcé (1875-1964), su seguidor principal. Ambos basaron su inspiración en el orientalismo romántico, al igual que Mayo Lebrija. El representante principal de la escuela andaluza, Antonio Jiménez Rada (1873-1949), introduce la escenificación popular con figuras derivadas de la imaginería de los siglos XVII y XVIII. Montajes más cultos llegan de la mano del barrista madrileño Alejandro Martín Sánchez (1875-1948).
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