Arlequín. Una exposición para mirar y leer nació como un proyecto expositivo presencial de colaboración entre el Museo Picasso Málaga y Antonio Banderas. Ambos, museo y actor, celebraban con esta muestra la apertura del Teatro Soho en Málaga en noviembre de 2019. Sin embargo la pandemia que nos asola obligó a suspender la inauguración prevista para el pasado 7 de mayo.
Pese a las dificultades, el MPM se resistía a dar por cancelada la iniciativa. Así, el trabajo desarrollado junto al Museu Picasso Barcelona, la Fundación Bancaja y el Teatro Piccolo de Milán se ha convertido en una muestra virtual diseñada para mirar y leer. En efecto, como señala el director artístico del museo, José Lebrero Stals, se trata de un recorrido visual estructurado en forma de libro.
Tres capítulos y un epílogo dan forma a una trama que gira en torno al Arlequín que pintó Pablo Picasso en 1917 —actualmente forma parte de la colección permanente del Museu Picasso Barcelona— con motivo de la representación en el Gran Teatre del Liceu de Parade con los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev.
La relación del pintor con el coreógrafo y el cuerpo de baile de la compañía se establece a través de Jean Cocteau, quien en el invierno del 17 propone al pintor el diseño del vestuario y los decorados del siguiente espectáculo de la troupe, con música de Erik Satie, que se estrenaría en el Teatro Châtelet de París. Instalados poco después en la ciudad condal, Picasso retrata al primer bailarín de la compañía de Diáguilev, Léonide Massine, caracterizado de arlequín.
Es este cuadro uno de los más célebres —tal vez el más célebre de los dedicados al protagonista de la Commedia dell’arte italiana—, pero no el primero. El arlequín es una figura recurrente en la obra del pintor malagueño desde adolescente. Tenía 14 años cuando ejecuta los primeros dibujos de este personaje ambiguo, a caballo entre la comicidad y la melancolía, la astucia y la ingenuidad. Y es en las etapas cruciales y adversas de su vida cuando más lo representa como una especie de alter ego, una metáfora pictórica de sus propias contradicciones, de su fragilidad. Los mismos rombos de los vestidos simbolizan el antagonismo de las emociones.
“Mi vida es un infierno. Eva está enferma. […] Es el fin. Casi no trabajo, me paso el día en el metro para ir a la casa de salud […]. No obstante, he hecho un cuadro de un arlequín, que yo creo, a mi parecer, y varias personas que lo han visto, es el mejor arlequín que he hecho”. Eva se llamaba Marcelle. Picasso tenía 31 años cuando se enamoró de ella. Eva, la primera mujer que amó descontroladamente, murió a finales de 1915. De ese golpe tan brutal nació el Arlequín cubista que hoy conserva en MoMA de Nueva York. La pintura, sobria y geométrica sobre fondo negro es una alegoría de la pérdida y la tristeza del pintor. Él pinta la tragedia mientras que su arte entretiene al resto.
No sólo esta figura inspira la obra de Picasso. El teatro en sí mismo constituye una de las grandes fuentes de su lenguaje pictórico, incluso en sus primeras etapas. También el circo y sus acróbatas, la danza, la bohemia y la farándula en general forman parte destacada del repertorio picassiano. Cómo no, las máscaras en cuyo desarrollo pictórico tuvo particular influencia el descubrimiento del arte africano.
Arlequín. Una exposición para mirar y leer explora la relación de Picasso y la figura del personaje, repasando en particular el ya mencionado Arlequín de 1917 y la presencia de la escena en la obra del malagueño. Mientras, la segunda parte profundiza en la historia de la Commediadell'Arte, el carácter de Arlecchino y su papel protagonista en la obra de Carlo Goldoni, Arlecchino servitore di due padroni. Se trata de una de las representaciones teatrales italianas más vistas en todo el mundo. La tercera sección Del estudio al camerino aborda el papel del enmascaramiento que comparten pintores y actores en sus respectivas profesiones.
La muestra finaliza con una antología de textos y películas, además de una selección de libros y abundantes referencias bibliográficas que permiten conocer más a fondo la vinculación del arlequín con el pintor.
Galería de imágenes
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Arlequín. Paul Cézanne (1839-1906). 1899-1890. Óleo sobre lienzo, 101 x 65 cm. National Gallery of Art, Washington. © Cortesía The National Gallery of Art, Washington
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Los comediantes italianos. Antoine Watteau (1684 – 1721). 1720. Óleo sobre lienzo, 63,8 × 76,2 cm. National Gallery of Art, Washington. Samuel H. Kress Collection. © Cortesía The National Gallery of Art, Washington
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Cartel de las actuaciones de los Ballets rusos en El Liceu, Barcelona, 1917 © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso-Paris) / Thierry LeMage
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Pablo Picasso (1881-1973). Barcelona, junio-julio 1917. Óleo sobre lienzo, 116 x 90 cm. Museu Picasso, Barcelona. Donación del artista, 1919. © Museu Picasso, Barcelona / Gasull Fotografia. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2020
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Pablo Picasso (1881-1973). París, 27 diciembre 1922. Gouache y acuarela, 11,8 x 10,5 cm. Musée national Picasso-Paris. © Collection particulière – Photographie ImageArt Antibes (France). © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2020
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Pablo Picasso (1881-1973). París, finales de 1915. Óleo sobre lienzo, 183,5 x 105 cm. The Museum of Modern Art, Nueva York. © The Museum of Modern Art, New York / Photo Scala, Firenze. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2020
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Pablo Picasso (1881-1973). París, 1905. Gouache y tinta sobre cartón, 29,5 x 21 cm. Colección particular © Museu Picasso, Barcelona – AHCB – Arxiu Fotogràfic / Ramon Muro © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2020
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Pablo Picasso (1881-1973). París, 1901 Óleo sobre lienzo, 82,9 x 61,3 cm. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. © Cortesía Galerie Jan Krugier, Ditesheim & Cie, Ginebra. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2020
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Pablo Picasso (1881-1973). Barcelona, finales de 1899. Óleo y lápiz negro sobre papel, 48,2 x 32 cm. Musée national Picasso-Paris. © Collection particulière – Photographie ImageArt Antibes (France)
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Maurice Sand (1823-1889). París, 1862 Paris, Bibliothèque nationale de France (BnF). © BnF, Dist. RMN-Grand Palais / image BnF