Alphonse Mucha. Bières de la Meuse, 1897, litografía a color, cortesía Arthemisia.
Art The Moment

Bohemio, místico, patriota y filósofo. Alphonse Mucha, el artista que habita el Palacio de Gaviria

Arthemisia trae al Palacio de Gaviria de Madrid toda la sensualidad de Alphonse Mucha, artista checo, padre del Art Nouveau.

Ilustrador, pintor, diseñador y fotógrafo, Alphonse Mucha es conocido en todo en todo el mundo como el padre del Art Nouveau, protagonista indiscutible de la corriente artística que acaparó la atención en la Europa del cambio de siglo. Aunque es célebre por las litografías y carteles realizados durante su periodo parisino, el Gran checo fue también un brillante pensador, humanista y político. Firme defensor de la independencia checa del imperio de los Habsburgo, encontró en el arte el medio para expresar el sentimiento eslavo.

"El objetivo de mi trabajo nunca ha sido destruir, sino construir, unir. Tenemos que confiar en que la humanidad se acerque entre sí, pues todo será más fácil cuanto más capaces seamos de entendernos".

Desde luego, el patriotismo fue la fuerza espiritual que marcó su vida y su obra. Ya en sus inicios como ilustrador de diarios satíricos locales se observaba su compromiso con la causa política checa. Sin embargo, jamás quiso convertirlo en arma de confrontación. Durante toda su existencia, Mucha concibió el arte como una herramienta para tender puentes. Así lo destaca John Mucha — presidente de la fundación Mucha y nieto del artista— quien subraya además la profunda vinculación del pintor con la difusión la paz, la convivencia y la armonía entre las diferentes culturas.

Mucha nació en Ivančice, una pequeña ciudad de la Moravia meridional integrada, en aquel tiempo convulso (1860), en el Imperio Austrohúngaro. Se formó en la Academia de Bellas Artes de Munich y París —en la Académie Julian—. Desarrolló, por tanto, una obra profundamente vinculada a la estética academicista. Lo que no le impidió imprimir un sello propio, el estilo Mucha, como se denominaba en los círculos bohemios de la capital francesa de principios del siglo XX. Con su obra, el creador checo revolucionó para siempre el mundo de las artes gráficas trascendiendo, sin duda, de la “mera decoración”.

Llegó a un París multicultural, en plena efervescencia de la Belle Époque, a las puertas de la Gran Exposición Universal de 1900. Allí sobrevivió como ilustrador de libros y pintor de los carteles para el teatro de Sara Bernhardt. Ese cruce en el camino de la popular actriz, cambió para siempre su trayectoria, convirtiéndose en un artista popular y en icono publicitario de las grandes marcas de la época.

"El arte es la expresión de los sentimientos más íntimos… una necesidad espiritual".

Pero no sólo vivió Mucha de los carteles, la publicidad, las bellas artes y la decoración. Era un hombre culto, cosmopolita, viajado. Como tal impulsó gran variedad de proyectos tanto para el imperio austriaco como para el pueblo bosnio. Estas ironías de su vida artística le empujaron a buscar en la espiritualidad y el pensamiento filosófico una nueva perspectiva vital. También viajó a Estados Unidos en busca de financiación para, quizás, su más ambicioso plan artístico: la narración visual de la gran epopeya eslava.

Una amplia retrospectiva de más de doscientas obras, organizada por Arthemisia y comisariada por Tomoko Sato, curadora de la Fundación Mucha, transmite la poliédrica creatividad del artista checo. Bohemio, cartelista, cosmopolita, místico, patriota y filósofo. Son las seis facetas que destaca la muestra que acoge el Palacio de Gaviria, dedicada tanto a la evolución de su arte como a su perspectiva humana, intimista y filosófica.

En ella se puede apreciar a la perfección las características técnicas, las influencias academicistas, las reminiscencias bizantinas, los ecos japoneses, el halo místico o el recurrente simbolismo importado de su propia espiritualidad y la filosofía masónica. Y es que Mucha, miembro de la logia parisina del Gran Oriente de Francia, realizó diferentes obras para la masonería, entre ellas joyas, cartas patentes y cálices ceremoniales. Así como las tres virtudes fundamentales de la evolución del ser humano, belleza, verdad y amor, que quiso (y supo) transmitir con su arte.

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Alphonse Mucha. Abierta al público del 12 de octubre de 2017 al 25 de febrero de 2018. Palacio de Gaviria (c/ Arenal, 9 - Madrid).

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