Durante las últimas décadas la Colección Alicia Koplowitz - Grupo Omega Capital se ha convertido en una de las colecciones artísticas más relevantes de Europa. Sin embargo, su propietaria jamás la había exhibido en público hasta el pasado mes de marzo en el Musée Jacquemart-André de París. Una pequeña muestra inédita tan serena como el carácter de su dueña, que dejó adivinar parte de sus inquietudes artísticas.
El medio centenar de obras que se pudieron ver en la capital francesa se amplía has 90 en el gran evento artístico del Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde la menor de las Koplowitz acaba de revelar por vez primera en España su exquisito universo artístico.
Se trata de un recorrido cronológico y cosmopolita, desde la Antigüedad clásica hasta nuestros días, estructurado en función del enfoque personal de la coleccionista. La abundante representación femenina, así como la presencia de varias mujeres artistas revelan los particulares intereses de Alicia Koplowitz. Tal vez por ello funciona también como el hilo conductor de una muestra que se adentra en diferentes periodos históricos. Así lo indica el profesor Francisco Calvo Serraller en el ensayo del catálogo editado con ocasión de la muestra.
La primera parada del itinerario se centra en la maternidad. Dos óleos de temática religiosa —uno de Luis de Morales; el otro de Zurbarán— descubren el gusto español por la utilización de composiciones sencillas y equilibradas. Mientras, junto a ellos, un hermoso retrato realizado por Juan Pantoja de la Cruz en el que refleja con todo detalle y maestría, la elevada posición y alcurnia de su modelo. Compartiendo este mismo espacio, la presencia de varias esculturas de origen grecorromano recuerda la incesante búsqueda artística de un tipo de belleza de raíz clásica.
Goya preside la segunda etapa de un viaje por el Siglo de las Luces y la Ilustración. Libertad, prosperidad y una burguesía boyante confieren a este periodo una estética cambiante, algo más popular, humana e intimista. Canaletto, Guardi, Giovanni Battista Tiepolo y Rotari completan el espacio italiano de un tiempo audaz y de intercambios culturales entre ambos países. Una relación que se estrecha durante el siglo siguiente y se quiebra con la llegada de la modernidad y las primeras vanguardias.
Obras de Van Gogh, Gauguin y Toulouse-Lautrec, Kees van Dongen, Amedeo Modigliani o Picasso ponen de manifiesto las inquietudes de Alicia Koplowitz por los nuevos lenguajes plásticos y su poderosa capacidad expresiva. Alrededor de la mitad de las obras presentes en la exposición corresponden a manifestaciones artísticas del siglo XX, entre las que encontramos un número notable de esculturas. En este ámbito y el siguiente, se establece un diálogo mayor entre la pintura y la escultura. Como demuestra esa conexión casi directa entre la pintura cubista de Juan Gris y la escultura minimalista de Julio González.
También la abstracción adquiere un importante papel en la colección Koplowitz con manifestaciones radicales (Piet Mondrian), geométricas o tan primarias como las gruesas pinceladas de Nicolas de Staël o los volúmenes compactos de Picasso. Pero tampoco se olvida del arte figurativo, reflejo de una realidad no siempre apacible. Es el caso Francis Bacon y Lucian Freud, cuya violencia contrata de manera escandalosa con el sosiego atemporal de Antonio López.
El carácter internacional de la colección culmina en espacio dedicado a la experimentación con figuras destacadas como Miquel Barceló, Anselm Kiefer, Andy Warhol, Juan Muñoz, Louise Bourgeois, Donald Judd, Frank Stella y Blinky Palermo. Cierra el ciclo un imponente Ai Weiwei, cuyo activismo artísticocuestiona el choque entre modernidad y tradición.
+
Colección Alicia Koplowitz – Grupo Omega Capital. Hasta el 23 de octubre de 2017. Museo de bellas Artes de Bilbao.
Galería de imágenes
-
1
-
2
-
3
-
4
-
5