El día de Nochebuena de 1968 unos versos del génesis acompañaron la retransmisión en directo de Borman, Lovell y Anders. Llevaban tres días en el espacio viajando a una velocidad de hasta casi 40.000 kilómetros hora en una nave pensada inicialmente para hacer un vuelo de prueba orbital que no debería superar los 2.000 kilómetros de distancia sobre la superficie de la tierra y sin embargo allí estaban los tres después de 56 horas de vuelo tras superar todas las barreras a 380.000 kilómetros de la tierra, viendo y retransmitiendo lo que nunca antes nunca nadie había visto, la cara oculta de la luna y la magnífica visión de la tierra apareciendo sobre el horizonte, una imagen que pudieron disfutar hasta 10 veces. Su misión llevaba por nombre Apolo 8.
El comandante Frank F. Borman, James A. Lovell y William A. Anders serían los primeros en ver la cara oculta de la luna en una misión de récord, una misión que sólo podían llevar a cabo seres excepcionales con un espíritu pionero único del que hace memoria el Omega Speedmaster “Dark Side of the Moon” evocando el que llevarían los tripulantes de hasta seis misiones lunares.
Presentado en el baselworld del pasado año, negro, oscuro como la cara de la luna que nunca veremos desde la tierra, con esfera negra de cerámica y circonio, con dos subesferas negras para los contadores de 12 horas y 60 minutos, índices de oro blanco de 18 qt y recubiertos de Supe-Luminova para que siga siendo útil en las peores condiciones de luz, como en la luna, y rodeada por el taquímetro recubierto de nitruro de cromo mate, su caja de 44,25 mm también es de cerámica con cristal de zafiro antireflejos con un perfil singular y se monta con una pulsera recubierta del nylon ultraresistente. Esta a la venta por un precio recomendado de unos 8.970€, el coste de un reloj excepcional tan sólo para pioneros.
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