El nuevo Ti-Bridge de Corum es un prodigio de la técnica y de la estética, fiel a las tradiciones relojeras de la firma y a la vez innovador y único, todo un guardatiempos... incluso en esa concepción del reloj es este nuevo modelo especial: no se trata de un reloj en el que ver y sentir el paso del tiempo sino en el que guardarlo.
Lo primero que ves del nuevo Corum es su sorprendente y elegante estética: con forma de tonel y generosa caja aunque más fina que la de sus predecesores, el nuevo Ti-Bridge se monta con vistas al patio, dejando la caja abierta en el anverso y también por el fondo para dar luz al mecanismo que marca el ritmo en este reloj; la esfera es gris antracita y el cristal de zafiro abombado; doscientos ejemplares se montarán en titanio grado cinco, el único que se puede pulir, con el brazalete en este mismo material o en piel de tipo caucho; además habrá 25 piezas exclusivas con acabado de oro rosa.
¿Es o no es un prodigio estético?
A nivel técnico, el Ti-Bridge de Corum es el primer reloj de carga automática de esta serie; su sistema de armado -Dual Winder-, patentado por Corum, es único en el mundo y responde al respeto a los principios de esta colección, entre ellos, la linealidad horizontal de la caja y del movimiento.
Técnicamente perfecto.