El tiempo gira sobre sí mismo como la tierra sobre su eje, muere el día en el mismo punto en el que nace, al alba, y continua su eterno girar en luces y sombras, en las mañanas, las tardes y las noches o en la esfera de un reloj; uno que no querrás quitarte ni tan siquiera en vacaciones porque es un reloj para lucir el tiempo en la muñeca, un reloj de ensueño, de evocaciones románticas... y de Versace.
Fue a principio de los 90 y de la mano de los relojeros del mundo, cuando Versace presentó sus primeros relojes llevando su creatividad más allá de los tejidos y convirtiendo su marca en un sello de corte renacentista en el que cualquier objeto susceptible de ser lucido, presumido, vestido o vivido es también susceptible de nacer en su versión barroca, dorada, brillante, lujosa, indiscreta, elegante, rompedora... simplemente Versace.
Buena muestra de la precisión e impecable confección suiza junto con la arrolladora creatividad Versace es el modelo en acero bañado en oro de la colección Destiny Spirit; con el sello de su marca, la medusa, a las 12 en punto y 300 microesferas bañadas en oro y diseminadas en la parte externa de su dial transparente, resulta un reloj rococó, lujoso, y exclusivamente sonoro... en el tintineo de sus microesferas, que no en el monótono tic tac de cualquier reloj.
Un modelo innovador, original, único... uno en el que el tiempo es lo de menos y lo de más es el reloj.